Jesús. Su Cuerpo Humano. Las Tentaciones

En Éfeso ( año 431) quedó declarada formalmente que: “El Verbo al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre”.

Con esto queda zanjada toda duda y toda discusión, pero aparece a mi modo de ver una serie de consecuencias me atrevo a decir tremebundas para el análisis del tema del libro que ya termino y que se titula: “El cuerpo humano”.

Porque el cuerpo de Cristo no perece y es llamado a la Vida eterna para unirse o sentarse a la derecha del Padre y esperar así la trompetería angélica que marcará su regreso entre nosotros y con ello el Juicio Final o Juicio Universal como titulaba Giovanni Papini su obra hermosa y monumental.

Bien. Cristo tiene un cuerpo, un cuerpo como el nuestro con todas sus limitaciones, pero es concebido sin pecado original como la Virgen María y además de no morir para siempre por voluntad de su Padre vence de algo que a mí siempre como autor me ha torturado e incluso me ha alejado de Dios, de la llamada santidad. El pecado.

Jesús, con cuerpo de hombre vence las tentaciones, que son sencillamente secuelas de tener este cuerpo humano, pues en este libro lo que pretendemos, lector, es justificar no al vencedor ni a los vencedores, sino al vencido, al fracasado, al antihéroe, como puedan serlo mi personaje llamado Nico, en mi obra “La Tienda”, o ese graduado magistral que clavaba Dustin Hoffman en su famosa película “El graduado” y todos los antihéroes. No los héroes que han transitado por este planeta tan hermoso como atormentado. Porque todos somos perdedores y miserables y prevaricadores viciosos, y asesinos y embusteros aunque no lo creamos solo intentemos olvidar en cada juerga, en cada viaje, en cada pasión, en cada evasión esta realidad.

Por eso, para demostrar que esa carne humana tan limitada, tan necesitada de todo como somos cada uno de nosotros al nacer y al morir, también podía vencer, salir airosa y triunfante de la prueba.

“Por eso el Espíritu llevó a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al final tuvo hambre”.

El tentador se acercó y le dijo: “Si eres hijo de Dios di que estas piedras se conviertan en panes”. Pero él respondió. “Está escrito no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo subió al alero del templo y le dijo: Si eres hijo de Dios tírate de aquí abajo, porque está escrito: Ordenará a sus ángeles que cuiden de ti, que te lleven en las manos para que no tropiece tu pie con ninguna piedra”.

Jesús le dijo. “También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”.

El diablo (que como vemos es terrible y tenaz) lo llevó a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor, y le dijo: “Todo esto te daré si te pones de rodillas y me adoras”. Jesús le dijo: “Retírate Satanás, porque está escrito: Al señor tu Dios adorarás y a él solo servirás”. Entonces el diablo lo dejó, y los ángeles llegaron y se pusieron a servirle.

…. Pues añado que los ángeles están para eso para servir a Dios, su Señor, y cuidar de los hombres.

Llama la atención que siempre, tanto el diablo como Jesús repitan la frase, “porque está escrito”; esto da majestad al concepto y parece sacarlo del mundo temporal, como las estelas funerarias que adornan los monumentos en el antiguo Egipto grabadas en piedra y que tuve ocasión de ver en esos monumentos faraónicos que pretenden durar lo que dure el hombre sobre la tierra.

En segundo lugar podemos suponer la tortura del hombre, de un hombre que no come ni bebe durante cuarenta días y el sufrimiento del hecho de que el diablo le ofrezca piedras trasformadas en crujientes panes. También podemos imaginar lo que es morir de hambre y de sed como millones de seres humanos y de niños mueren cada año en este hermoso planeta azul visto desde el espacio.

El cuerpo humano de Cristo subido hasta el alero del templo podía caer y en ese caso se hubiese fracturado varios huesos y varios órganos. El diablo le tienta. Aquí podemos ver el “coro de los suicidas” a que alude Papini en su libro.

En algún momento hemos podido pensar en el suicidio, hemos conocido sin duda amigos que se han suicidado, la atracción de Tanatos, del “instinto de muerte” como lo llama Freud que ha llegado a triunfar en tantas personas. ¿A dónde van a parar?.

En otro momento le muestra, le hace ver a Jesús todos los reinos de este mundo y su esplendor.

Cabe imaginar lo tremendo que pudo ser aquel momento, aquella visión para el cuerpo hambriento depauperado y dolorido de un hombre joven que llevaba mucho tiempo sin comer, sin beber, sin sentir la caricia de una palabra amiga, el consuelo que puede suponer la voz de una mujer y más si esta es tu propia madre. La belleza de todos los reinos de este mundo mostrada de forma conjunta, intensa y abigarrada como solo puede hacerlo el diablo. Recuerda las tentaciones que a los mártires ofrecían sus verdugos antes de ajusticiarles y si renegaban de su fe.

Todo esto y mucho más pasarían por la mente de Jesús y por su corazón.

… Pero el cuerpo de Cristo no se doblega, es sin embargo un “cuerpo humano” y no se doblega. ¿Es acaso un cuerpo divino? Los Concilios que acabo de nombrar lo dejan muy claro, es un cuerpo humano que sometido a las tentaciones sigue el “itinerario normal” de todo camino hacia Dios. Pues una cosa son las tentaciones, que nos estimulan a la lucha y otra el pecado, el fallo, la capitulación.

Vivimos en mundo donde reina el mal, donde reina el diablo, donde reina Satanás, porque el reino de Jesús “no es de este mundo” y sin embargo nos espera ese reino, su reino, es por eso que sin pretender entrar en herejía alguna, me atrevo a reafirmar que tendríamos que desembarazarnos de este cuerpo, “de nuestro cuerpo humano” para triunfar por encima de nuestras debilidades. Y esa es quizá la tentación intelectual a la que he sido sometido durante la concepción y redacción de este pequeño ensayo, querido lector.

… Pero no olvides, no olvidemos que estamos llamados a la gloria del Señor, a una vida inaudita en cuanto ahora invisible y que sin embargo existe – y es dogma de fe –antes de que este mundo fuera hecho, antes de que los mares, los cielos y las galaxias flotaran dentro de esa Nada a que con tanta frecuencia no hemos referido los escritores y los pensadores el pasado siglo XX.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)