Mi amigo Felipe Martín Sanz

Era un placer encontrarnos, nos dábamos un abrazo y captaba en el acto su calor, su simpatía pero también su categoría personal y su enorme valía.

Era siempre a las cuatro y media de la tarde, pedíamos un café y encendíamos  sendos puros con gran delectación. Eran momentos en los que en España no se habían prohibido aún los placeres baratos que hacían más felices a todos, poder fumar en un café mientras charlábamos.

Hablar con él era maravilloso, hablábamos de muchas cosas pero a la vez que me manifestaba su extensa experiencia profesional – llena de puestos de responsabilidad y categoría, escuchaba también las apreciaciones que yo le hacía con toda su atención e interés dándome el valor que él pensaba que yo tenía, valor más que de intelectual de hombre sensible y miembro de Hermandades.

Hablábamos de la familia, de la sociedad, del trabajo y de España, todas esas cosas que Felipe llevaba dentro de sí de forma muy intensa, muy comprometido siempre, muy trabajador y muy brillante en su trayectoria. La verdad es que yo aprendía mucho de él.  Con su gran simpatía me observaba de vez en cuando, se paraba y sonreía tras exhalar volutas de humo.

De forma más cercana ya,  comenzamos a hablar de la situación actual y nuestra común preocupación por el pueblo, por la política, por el futuro. Carraspeaba. Sorbíamos el café. Yo sabía de su familia más numerosa que la mía, cuatro hijos y como sacó todo adelante en esa generación que en el fondo participó en las conquistas sociales, todo lo que hemos conocido hasta hace bien poco.

Hablaba de su trabajo en artes gráficas, de su  vocación política,  pero esto lo hacía de una forma velada y nunca aludía a los cargos que tuvo. De don Abundio, por supuesto,  y esa fraternidad y esa ayuda hacia todos que parecía quizá su característica fundamental, la más personal e inolvidable.

Las dos largas horas que duraba nuestro encuentro nos sabían a poco. Era siempre la segunda quincena de julio y aunque fuera hacía bastante calor – menos por tratarse de San Rafael – dentro del bar se estaba muy a gusto.

Alguna vez he visto a Felipe Martín en Madrid, pero muy poco o hemos hablado por teléfono. Pero esas charlas   veraniegas y puntuales, sus llamadas, nunca las olvidaré.

Yo a veces me refería a él como presidente de la Fundación Abundio García Román. Hace tiempo que sabía de su enfermedad y preguntaba por él en la sede de Raimundo Lulio, sabía que estaba mejor o peor, pero nunca imaginé que pudiera despedirse de nosotros tan pronto.  En la capilla de la Residencia  Nazaret solía pensar en él, en su trato tan recio y a la vez tan franco y tan cercano.

Siento muchísimo su falta. Desde aquí quiero hacer llegar mi dolor y mi consuelo a su querida familia, pero sé que una persona como él no dejará de trabajar por todos nosotros allá en el cielo, donde sin duda con el Señor se habrá reunido con muchas de las personas que él apreciaba tanto y de las que a veces me hablaba con frecuencia.

(*) German Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos.

Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)