Las protestas incluyen cortes de rutas, cese de actividades de trabajadores estatales, bloqueos en vías ferroviarias y marchas, que seguirían en las próximas horas en Buenos Aires y otras ciudades.
La muerte por un disparo de Mariano Ferreyra, de 23 años, tuvo lugar durante el enfrentamiento ocurrido la víspera en el sur de la capital entre miembros del Partido Obrero (PO) y ex trabajadores ferroviarios, por un lado, y sindicalistas de la Unión Ferroviaria por otro.
En el incidente, por el cual no hay detenidos, otros dos militantes del PO resultaron heridos. Una mujer se encuentra internada en grave estado y un joven sufrió heridas de menor consideración.
El episodio tiene de trasfondo la histórica división sindical, por la cual están enfrentados gremios peronistas y otros izquierdistas que exigen mayor libertad sindical y son apoyados por agrupaciones políticas.
Estos últimos gremios acusan a los primeros de mantener privilegios y usar grupos violentos para garantizar su poder, y de actuar bajo el ala del poderoso Hugo Moyano, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central sindical, que a su vez ha condenado la muerte del militante. Moyano es un hombre cercano al oficialismo.
El paro al que llamó la Central de Trabajadores Argentinos, agrupación de gremios opuesta a la CGT, es secundado mayoritariamente en distintas ciudades por maestros y docentes universitarios.
En las marchas que tienen lugar desde primeras horas del día, manifestantes se quejaron de que los trabajadores tengan que soportar a las patotas, o grupos violentos que, a su entender, se han enquistado en los gremios peronistas y acusaron al gobierno de tener responsabilidad en el violento hecho del miércoles.
La presidenta Cristina Fernández se ha comprometido a trabajar porque los culpables sean identificados.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, deslindó el jueves cualquier responsabilidad del gobierno en el choque. En declaraciones a Radio 10, rechazó las críticas del opositor alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien lo responsabilizó de no haber intervenido para impedir el enfrentamiento.
Macri, dirigente conservador con aspiraciones presidenciales, cuestionó al gobierno por haber alentado las acciones de "estas fuerzas de choques" sindicalistas y que los conflictos en el movimiento obrero se diriman de forma violenta.
Ferreyra y los dos heridos, Elsa Rodríguez y Nelson Aguirre, militaban en el Partido Obrero, que junto a organizaciones de 'piqueteros' (desocupados) acompañaban a trabajadores ferroviarios despedidos que reclamaban reincorporarse a sus puestos de trabajo como empleados permanentes.
Los ex empleados ferroviarios que se manifestaban cuando fueron atacados reclaman su inclusión en el convenio colectivo de la Unión Ferroviaria, para gozar de iguales beneficios.
Este grupo planeaba cortar las vías del ferrocarril General Roca en el sur de la capital, cuando, según denunciaron, fueron emboscados por sindicalistas de la Unión Ferroviaria, integrada en la CGT y que ha negado tener vinculación alguna con los disparos de arma de fuego.
El poderoso sindicato de empleados ferroviarios sostuvo que trabajadores del sector en servicio trataron de impedir que los manifestantes izquierdistas cortaran las vías del Ferrocarril Roca "ya que, ante hechos similares, los usuarios los atacan responsabilizándolos de los trastornos que sufren".