La dirección nacional y los dirigentes autonómicos del PP sellaron la tregua en sus rencillas internas ante las elecciones municipales y autonómicas con un significativo silencio después de la arenga de Mariano Rajoy en la Junta Directiva. Nadie pidió la palabra después del discurso de su presidente. Los barones y lideresas se retiraron a sus feudos inmediatamente después de aplaudir al jefe para cerrar la sesión de cierre de filas que impone el inminente examen ante las urnas de todos ellos el 24 de mayo.
Rajoy convenció a los propios, que salieron reconfortados con las palabras del presidente del Gobierno, pero falta por ver si el guion de la recuperación económica y la creación de empleo les basta para vencer en los comicios, según apuntaban después los más escépticos. “Nadie niega los logros económicos del Ejecutivo, ni que sea la apuesta básica para salvar los muebles, pero los votantes del centro derecha reclaman algo más”, comentaba un curtido diputado de vuelta de la sede de Génova hacia el Congreso.
El llamamiento a la unidad interna lanzado por María Dolores de Cospedal a puerta cerrada y después repetido a la gallega y en abierto (el plasma) por Rajoy caló entre los asistentes, la inmensa mayoría ajenos a las peleas de Génova. Fue el capítulo más celebrado de las palabras del presidente del Gobierno: “No hago un llamamiento a la unidad porque este es un partido unido”.
La secretaria general había hecho antes un muy elogioso balance de la gestión del Gobierno en los últimos tres años, además de apelar a la autoestima del partido y convocar a todos a “trabajar con ganas y unidos” ante los próximos comicios. Según fuentes del PP, tocó el caso Bárcenas, pero también en relación con la cohesión interna. Aseguró que las fechorías del extesorero no podían invalidar la labor del resto de la formación y que la dirección había “dado la cara” por todos, por los que están ahora en Génova y por los que ocuparon antes sus puestos.
Rajoy, Cospedal y Carlos Floriano, los únicos que hablaron, se aplicaron en cultivar la autoestima del partido y de sus cientos de representantes en la sala: presidentes y jefes de oposición de autonomías, dirigentes regionales, alcaldes, concejales y parlamentarios. El esquema era el mismo en los tres casos. A los candidatos les repetían que tienen un partido detrás con experiencia y logros que ofrecer después de sacar a España de la recesión y ser garantía de estabilidad frente a “los experimentos” que prometen las nuevas formaciones como Ciudadanos o Podemos.
“Se juega en casa y dependemos de nosotros mismos” y “tenemos una labor positiva que explicar en cada municipio y comunidad donde hemos gobernado”, dijo Floriano como jefe de campaña del PP. Y también marcó distancias con la oferta de la competencia al calificar a su formación de “partido de las respuestas” (a los problemas de los españoles) frente a los “de la rabia” (por Pablo Iglesias) o “la indefinición” (por Albert Rivera).
Rajoy presidía la reunión, flanqueado por Cospedal a un lado y Javier Arenas al otro. En la misma mesa presidencial estaba el resto de los miembros de la dirección: Floriano, Esteban González Pons, José Luis Barreiro, Rafael Hernando y Juan Carlos Vera. Como si no hubiera pasado nada en los últimos días, todos aplaudieron la invitación del jefe a “no enredar en cosas que no importan ni a 25 personas”. Y lo mismo hicieron los barones y lideresas más dispuestos a hablar antes de las reuniones del partido que cuando se celebran. Aplaudieron y se fueron a preparar sus elecciones.
FUENTE: ELCONFIDENCIAL.COM - Ángel Collado - 08.04.2015