Naturalmente, el príncipe de Asturias que tenía una gran impaciencia por reinar era el mayor enemigo de Godoy que a su vez era temido por el pueblo y en ocasiones odiado. Estas circunstancias iban en aumento y el ambiente reinante dejaba de ser propicio para el propio Godoy que temía lo peor.
A todo ello se vino a añadir, la presencia de tropas francesas en España que iban ocupando diferentes ciudades como Burgos, Pamplona, Salamanca, San Sebastián o Figueras. Se contabilizaron 65.000 soldados que controlaban las comunicaciones con Portugal, Madrid y la frontera francesa. La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy y en marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal..
Enterado el pueblo de las intenciones de la familia Real, un numeroso grupo compuesto por empleados de los nobles y dirigido por Fernando se amotina frente al Palacio Real y asalta a Godoy arrasando todo aquello que no había sido saqueado. Todo el poder de Godoy queda reducido a humillación y derrota. Tuvo que esconderse envuelto entre alfombras aunque ello no le libró de los golpes que intentaban acabar con su vida. El temor a un linchamiento hace que el propio príncipe Fernando, adueñado de la situación por la abdicación de su padre que lo había convertido en Fernando VII evita que sea asesinado siendo conducido al Cuartel de Guardias de Corps. Esto ocurría el 17 de marzo de 1.808.
El Motín de Aranjuez fue el detonante del final del Antiguo Régimen en España y también el final y la renuncia de un ministro cuyo mandato había sido tan polémico y cuestionado por el pueblo. Las consecuencias de todas estas revueltas provocaron la guerra de la Independencia y el nefasto reinado de Fernando VII que provocó la primera guerra carlista.
.Doscientos años después y con la perspectiva histórica, el pueblo de Aranjuez revive aquel suceso desde el año 1981 en los primeros días de septiembre celebrando con gran entusiasmo la Fiesta del Motín de Aranjuez para la que sus habitantes se preparan a conciencia durante todo el año. Esta fiesta ha adquirido el reconocimiento de Interés Turístico Nacional desde 1990 y en la actualidad ya lo es internacionalmente.
Mujeres, niños, hombres, gentes de todas las edades participan en esta representación en un día festivo para volver a revivir aquel suceso. El marco de la misma se desarrolla ante el mismo Palacio Real, en un escenario de más de cuatrocientos metros, en los mismos lugares donde se vivió y que Benito Pérez Galdós retrata fielmente en sus Episodios Nacionales. El fondo del escenario, la fachada de Palacio, cambia de luz en cada acto para alertar al espectador de los diferentes momentos. Algunas famosas pinturas de Goya emergen de repente ante los ojos extasiados mientras los actores dialogan, gritan o se mueven pacíficamente o amenazantes, dependiendo del momento.
El río Tajo, muy próximo, lleva en sus aguas los ecos de la representación mientras los lugares históricos del Real Sitio silencian impasibles lo que vivieron tan de cerca.
Aranjuez, no sólo ofrece la fiesta del Motín sino que ofrece otras muchas posibilidades que nos invitan a visitarlo con frecuencia. Su casco antiguo, Conjunto Histórico Artístico y el Real Sitio están declarados por la UNESCO, Paisaje Cultural de la Humanidad. Sus palacios, sus jardines, sus inmensos espacios naturales hacen de este lugar uno de los más atractivos de España. En el interior del Palacio Real, el espectador recorrerá sus espaciosos salones decorados con elaborados cortinajes, mobiliario exclusivo de incalculable valor, colecciones de relojes, pinturas o porcelanas. Una de las salas, La Sala China, completamente decorada con elementos chinos se conserva milagrosamente intacta gracias a que, durante la guerra, se llenó de colchones en su totalidad para evitar el desastre. Otra de las salas, exhibe y protege en enormes vitrinas los trajes con los que se casaron la Reina Sofía, las Infantas Cristina y Elena y la, ya hoy Reina Leticia. Hoy podemos acercarnos y admirar el trabajo laborioso de los modistos que elaboraron estos trajes como el enorme trabajo de artesanos que diseñaron los numerosos objetos de valor que se exhiben en el Palacio.
A decir de muchos, uno de los espacios más admirados y que despierta todo tipo de elogios es la Casa del Labrador, un palacete al estilo de los pabellones de Versalles en el que se muestra una excelente colección de pinturas.
(*) Concha Pelayo es escritora y crítica de arte. Es también miembro de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET)