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Fragmentos de Vida

Alcanzar el Nirvana en el templo de Todai-ji. La Nariz del Gran Buda
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Alcanzar el Nirvana en el templo de Todai-ji. La Nariz del Gran Buda

Por Maica Rivera

domingo 04 de diciembre de 2016, 13:15h
Alcanzar el Nirvana en el templo de Todai-ji. La Nariz del Gran Buda

Japón; espiritualidad que atrapa y envuelve en creencias, ritos y tradiciones. Árboles y vegetación inundan la retina con belleza indescriptible mientras el olor de esos mismos árboles, se mezcla con el ruido de la multitud que invade calles, edificios, carreteras... Japón despierta cada amanecer y no entiende de descanso hasta el anochecer.

Una de sus principales doctrinas religiosas aviva y excita la imaginación con infinidad de leyendas que durante milenios, han ido forjando lo que para muchos es hoy una filosofía de vida; el budismo. Esta religión cree firmemente que el ciclo de la vida y de la muerte se puede detener, finalizando el dolor infinito que en cada renacer nos arrastra y consume llevando al alma a sentirse infinitamente vieja.

«…donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, yo lo denomino ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese es el fin del sufrimiento.» (Udana, VIII, 1)


Así describió Buda el estado del “Nirvana”, un estado de liberación tanto del sufrimiento como del ciclo de renacimientos. A través del Nirvana el ciclo de la vida y de la muerte acaba. Un lugar que no está condicionado a nada ni por nada, donde tiempo y actividad mental se detienen; alcanzar el Nirvana es alcanzar la Iluminación.

Para entender todo esto es necesario olvidar todo, empezando por olvidarnos de nosotros mismos...

El concepto de Nirvana es compartido por algunas religiones. No hay acuerdo en quién, cómo, ni cuándo se puede llegar al mismo, quizás solo Buda y algunos privilegiados puedan alcanzarlo. Experimentar la “Iluminación” es el anhelo de monjes y almas perdidas.

La iluminación no se puede definir por lo que es, pero sí describir lo que no es...

No es la existencia común a la que está sujeto el ser humano.

No tiene principio ni fin (no se encuentra dentro del tiempo medible).

No se puede generar o fabricar.

No tiene dualidad, por lo que no puede ser descrito con palabras.

No es un estado subjetivo de conciencia.

No está condicionado a nada o por nada.


Cuenta una leyenda que existe un camino directo para llegar a la Iluminación en el Templo de Todai-Ji en Nara.
El Templo alberga al Gran Buda o Daibutsu, una representación gigante de Vairocanna. En la concepción de los cinco Budas del conocimiento y erudición, Vairocanna es el central, considerado la personificación de la sapiencia, se cree que meditar acerca de Vairocanna transforma el pensamiento en sabiduría.

Uno de los pilares del Templo tiene un agujero en su base con las mismas dimensiones que la nariz del Buda, se dice que aquel que consiga pasar por el estrecho orificio será bendecido con la iluminación infinita. Los niños no suelen tener dificultad en pasar, pero los adultos suelen quedar atascados sin poder terminar el rito de salir por el otro lado.


Nara tiene un parque enorme, Nara Kôen -enclave del templo-, en el que multitud de ciervos pasean libres y sin miedo, portadores según la leyenda de mensajes y secretos de los dioses. Antiguamente eran considerados sagrados y divinos, en la actualidad están designados como tesoros nacionales, protegidos por la creencia de que traen a este mundo armonía, paz y longevidad. Cuenta la leyenda que uno de los mensajes que susurraban al ser humano es la esencia de este templo: “enfréntate a tus temores y no sigas postergando lo inevitable”..., aunque no sé si me contaron esa leyenda o fue el ciervo quién murmuró las palabras a mi texto.

Solo sé que Buda, en una de sus vidas anteriores, era un ciervo dorado que hablaba con los hombres... quizás los hombres podamos hablar con los ciervos.


En el interior del parque se encuentra el Templo de Todai-Ji, considerado la mayor construcción de madera del mundo. Impresiona, desconcierta y desorientan sus dimensiones, así como la estatua del Gran Buda que al entrar recibe con sus 16 metros de altura; 437 toneladas de bronce y 130 kilos de oro fueron fundidos en su cuerpo. Inmenso, a la vez que humilde, pequeño y cercano, el efecto espacio-tiempo que crea la enorme estructura de madera que lo alberga es indescriptible. Quizás en su inmensa sabiduría, sabedor del camino directo al Nirvana, consigue transmitir esa dualidad de poder y sencillez de aquél que ha conocido “La Iluminación”.

Una vez dentro del Templo la esencia del budismo envuelve y aturde. El Templo es hoy en día una escuela de esta doctrina, entre la multitud de turistas observo monjes y creyentes, con sus rezos consiguen que aísle el silencio infinito que la madera transmite.

Encuentro el pilar y el agujero de la leyenda, sentí que atravesar aquel orificio me llevaría a alguna parte, quizás a ese lugar que todo viajero sueña pero ninguno ubica; se sabe que al llegar lo “sentiremos” nuestro o el lugar nos hará suyos... dando descanso a nuestros pies inquietos y liberación a nuestra mente agotada por todo lo vivido, por todo lo viajado; tierra, mar y aire... incontables kilómetros recorridos.

Sin dudarlo espero sin impaciencia mi turno, atravesar esa “madera” que desafía con su diminuto tamaño la entrada de adultos es parte de mi destino, no me frena la visión del pequeño orificio. Mi cuerpo, viajero impenitente acostumbrado a amoldarse a incomodidades e imprevistos, encontró la manera de atravesar lo que muchos creen, es solo atravesable por niños.


Una vez fuera continúo mi camino, según la leyenda después de este rito “La Iluminación” está incorporada a mi hilo del destino, aquel que se estira hasta el infinito... el que a veces se enreda, aturde y oprime dejándote sin sentido, pensando sustituir con la calma de una vida estable este sufrimiento infinito, pero no olvides las palabras de Paulo Coelho, siempre viajan conmigo “…dejarás de sufrir, conseguirás la paz (la sustituirás por la calma) pero no pasará un solo día en que desees que se perturbe esa calma...”

Si el destino quiere que leas mi texto y algún dia visites el Templo de Todai-Ji, al entrar recuerda mis palabras; frente a frente del Gran Buda se puede oír el mensaje del ciervo sin necesidad de atravesar el agujero: “enfréntate a tus temores, a tus miedos... no sigas postergando lo inevitable”... es la esencia de Todai-Ji.


No sé si conseguiré alcanzar el Nirvana pero si sé que he rozado y conocido sus fronteras... así que continúo, no aspiro a “calma” en mi vida sino a encontrar el infinito... es allí donde termina mi hilo.




Un saludo,


Maica Rivera

www.maicarivera.com

  • Templo Todai-ji, Gran Buda

    Templo Todai-ji, Gran Buda
    De 663highland - Trabajo propio, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6847702

  • Todai-ji

    Todai-ji
    Por 663highland - Obra do próprio, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6847711

  • El Gran Buda (Daibutsu) Vairocanna

    El Gran Buda (Daibutsu) Vairocanna
    De Diego Delso - Trabajo propio, GFDL, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8529666

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