La dulzaina como transmisora de cultura “Homenaje a Kate O´Brien”

A partir del s.XV las grandes ciudades costean un dulzainero con sueldo anual para que actúe en los actos que sean necesarios, por tanto es en ese momento cuando el

dulzainero toma un camino individual, siendo contratado por los gremios para las fiestas

patronales y particulares. La figura del dulzainero se convierte en un oficio que se continúa por tradición oral de padres a hijos y en los siglos posteriores nos encontramos con una gran popularidad de este músico recibiendo importantes sueldos. En el s.XIX los dulzaineros lograron mayor popularidad al incluir en su repertorio nuevas melodías tradicionales.

Con la incorporación de las llaves metálicas al instrumento, por Ángel Velasco, se consiguieron grandes avances, entre ellos: una afinación fija, una mayor amplitud de tesitura y una riqueza cromática, que nos permite tocar en cualquier tonalidad sin necesidad de alterar la melodía. El sonido es fuerte y poderoso, muy idóneo para tocar al aire libre. Hoy en día es un instrumento muy completo, tanto en técnica como construcción, gracias al estudio de importantes luthiers, como Lorenzo Sancho. Actualmente asistimos a un resurgimiento del instrumento en su forma musical, y podemos encontrarlo en distintas formaciones y estilos. En esta recuperación e interés de los jóvenes por la dulzaina han tenido gran importancia las escuelas que se han ido formando en diferentes ciudades, siendo una de las pioneras la Escuela Municipal de Música de Ávila, donde se trabaja la dulzaina de forma creativa junto a instrumentos modernos y clásicos.

Gracias al destacado trabajo de Kate O`Brien, el legado de la dulzaina se ha dado a conocer fuera de nuestras fronteras, por lo que la ciudad de Ávila rinde homenaje a esta importante figura, realizando el “Primer Hermanamiento entre Dulzainas y Gaitas

Irlandesas”.

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(*) Germán Alameda Berrojálviz  es Profesor de Dulzaina de la Escuela Municipal de Música de Ávila