La gran mayoría de los establecimientos fueron ocupados por las noches y haciendo uso del poder más que del voluntariado. A sus dueños se les exigió firmar un documento por el cual se ofrecían a funcionar como refugio para los damnificados por un plazo no superior a 30 días, pero hoy suman ya 103 jornadas y todavía está vigente. Los hoteles que se negaron a suscribir el documento fueron expropiados y pertenecen hoy al Ayuntamiento de Caracas, dejando a sus dueños sin ningún derecho a réplica y sin sus inmuebles.
Alrededor del 80% de los 53 hoteles fueron ocupados de manera parcial, quedando para los damnificados entre el 10 y el 50% de las habitaciones. Los restantes lo están en su totalidad. Esto significa que no poseen ninguna plaza libre para albergar clientela. Sin embargo, estos datos son únicamente de Caracas, ya que a nivel nacional fueron 170 los hoteles tomados bajo una medida que sería temporal y que luego de tres meses parece no terminar. Al igual que en la capital, en el resto del territorio las ocupaciones fueron parciales al inicio, para luego seguir incorporando damnificados sin planificación previa y llegando a ocupar hoteles hasta el 100% de su capacidad, anulando cualquier posibilidad de negocio.
La situación actual es tal que los hosteleros calculan pérdidas millonarias, porque los establecimientos tienen que atender igual sus obligaciones con el Estado, además de pagar servicios como agua, luz, gas y teléfono, y cotizar por sus trabajadores. Algunos empresarios afirman haber perdido ya casi 150.000 dólares, sumando gastos que han tenido que anticipar con su capital y deudas que mantienen con los proveedores.
Vigilancia militar
Los hoteles a día de hoy se encuentran en la misma situación que en noviembre. Las puertas de las instalaciones están resguardadas por militares, ya que se produjeron situaciones violentas. En muchos casos han tenido que intervenir las fuerzas policiales, ya que para muchos damnificados, quedarse en un hotel, sin una casa en la que vivir, no es una solución válida.
En el interior de los establecimientos el deterioro es evidente: paredes sucias, rayadas, yacusis dañados, lámparas rotas. Todos esos percances son labores que cada a día acometen con paciencia quienes trabajan en estos hoteles sin recibir ninguna compensación por ello.
Las reuniones que los hosteleros han tenido con la alcaldía de Caracas y las cartas enviadas a Presidencia no han servido de nada. A día de hoy, la situación no ha cambiado y la desesperación hace mella en todos: los empresarios, sus empleados y sus familias, que ven, por un lado, cómo los negocios corren el riesgo de cierre por inactividad; y los damnificados, que ven cómo se alarga la situación sin visos de resolución.
Por ello, los hosteleros han anunciado que realizarán protestas y movilizaciones, como contaba uno de ellos: «Ya hemos hecho llegar cartas a los responsables en la Unidad de Control Urbano, en la alcaldía, y al presidente. No nos queda más que realizar acciones de calle, tal y como manifestaciones y protestas».
Si (
No(
