La UME nació para actuar en catástrofes naturales. Su misión era apoyar a las autoridades civiles con medios y personal del Ejército. En su momento, la idea fue ridiculizada. Hoy, la misma derecha que la despreció, la elogia.
La historia de la UME no es una excepción. En España, casi todas las leyes que han supuesto un avance social o una modernización del país se aprobaron con la oposición del PP, o antes de él, de Alianza Popular.
En 1981, el Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo aprobó la Ley del Divorcio, impulsada por el ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez. Alianza Popular votó en contra. Dijo que rompería la familia y que era una amenaza para la moral y para la Iglesia. Hoy, el divorcio es una práctica común, y muchos dirigentes del PP, incluida la presidenta de la comunidad de Madrid, han ejercido sus derechos conforme a esa ley.
Ese mismo Gobierno aprobó la entrada de España en la OTAN, con la abstención activa del partido de Manuel Fraga. Décadas después, el PP defiende la Alianza Atlántica con entusiasmo.
Con la llegada del PSOE en 1982, la historia se repitió. La Ley del Aborto de 1985 y la Ley General de Sanidad de 1986, que consagró la sanidad universal, salieron adelante con la oposición de la derecha. Lo mismo ocurrió con la LOGSE de 1990, que amplió la educación obligatoria hasta los 16 años. Todas ellas fueron tachadas de “ocurrencias socialistas” y hoy son pilares del Estado del bienestar.
En los años 2000, el patrón continuó. La Ley del Matrimonio Igualitario de 2005 fue combatida con manifestaciones en la calle con obispos incluidos. Mariano Rajoy prometió derogarla. No lo hizo. Hoy, varios dirigentes del PP están casados con personas del mismo sexo.
En 2006 llegó la Ley de Dependencia, que reconocía el derecho a recibir asistencia por parte del Estado. El PP votó en contra. Un año después, la Ley de Igualdad de Género de 2007, que impuso la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, solo logró su abstención.
Más recientemente, la Ley de Eutanasia y la reforma laboral de 2021 siguieron el mismo camino. Ambas se aprobaron a pesar del voto en contra del PP. En el caso de la reforma laboral, fue clave el error de un diputado popular. Gracias a ese despiste, se aprobó una norma que hoy se reconoce como esencial para reducir la temporalidad y el abuso en la contratación.
Cuando España entró en la Comunidad Económica Europea en 1986 con, en este caso, el apoyo del PP, el Gobierno socialista impulsó la modernización del país con fondos europeos. De ahí salió la red de autopistas y autovías más moderna de Europa.
Durante años, el PP no solo se opuso a esas leyes. También salió a la calle contra ellas. Nunca reconocieron sus errores.
La UME forma parte de esa misma historia. Desde 2005 ha intervenido en más de 800 ocasiones. Ha actuado en los grandes incendios forestales, en las inundaciones, en terremotos, desde la Filomena hasta la DANA . Sus más de 3.500 efectivos están preparados para desplegarse en cualquier parte de España en pocas horas. Su eficacia es reconocida por todos los gobiernos autonómicos, sin importar el color político.
Hoy, la UME es una de las instituciones más valoradas por la ciudadanía. En veinte años ha demostrado su creación fue una de las decisiones más útiles de la democracia española. Quienes entonces se burlaban de ella son ahora sus mayores defensores.
El desfile del 12 de octubre lo dejó claro. Los aplausos más fuertes fueron para los uniformes amarillos de la UME. Entre el público, los mismos que hace veinte años abucheaban a Zapatero celebraban con orgullo a sus soldados. Así funciona la política española: lo que empieza como motivo de crítica acaba convertido en motivo de orgullo.
Veinte años después, los hechos hablan por sí solos. Aquella unidad que “solo serviría para desfilar el 12 de octubre” fue, precisamente, la más aplaudida ese día. Una lección práctica de como el tiempo corrige los prejuicios. La política, al fin y al cabo, también tiene su propio servicio de emergencias.
Fuente foto: Ministerio de Defensa