Además del intenso combate, los visitantes disfrutaron de un mercado de temática medieval, exposiciones históricas y actividades para todas las edades, como el Trebuchet Park , donde se exhibieron máquinas de asedio a escala real
Los combates de lucha medieval han ido ganando popularidad en los últimos años como una forma de deporte de contacto. Este tipo de enfrentamientos, que recrean con gran precisión las batallas cuerpo a cuerpo de la Edad Media, combina la historia con el aspecto físico de disciplinas como las artes marciales o los deportes de combate.
¿En qué consiste la lucha medieval?
La lucha medieval moderna, también conocida como combate histórico medieval (Historical Medieval Battle o HMB) o Buhurt, implica a combatientes que utilizan réplicas de armas, armaduras y técnicas medievales. Los participantes se enfrentan en duelos o en combates grupales en campos de batalla con reglas establecidas que aseguran la seguridad de los competidores. A diferencia de otras recreaciones históricas, aquí el contacto es completo y real, con golpes fuertes permitidos y sin coreografías.
Los luchadores suelen usar armaduras de acero que pesan entre 30 y 45 kilos y portan armas como espadas, hachas, mazas o lanzas, todas fabricadas de manera segura, sin filo. Los combates se desarrollan en arenas cerradas y los competidores deben superar o derribar a sus oponentes al suelo. Los equipos pueden ser de dos o más personas, y en algunas competiciones internacionales, como el Battle of the Nations o el IMCF World Championship, los enfrentamientos pueden incluir decenas de luchadores en cada bando.
Factores de su popularidad
La creciente popularidad de la lucha medieval como deporte de contacto puede atribuirse a varios factores:
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Interés por la historia: Muchos de los participantes son apasionados por la Edad Media y la recreación histórica. La lucha medieval les permite combinar este interés con el desafío físico de un deporte intenso.
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Competencias internacionales: Eventos como el ya mencionado Battle of the Nations, que reúne a equipos de todo el mundo, han atraído a un público amplio y le han dado visibilidad a la disciplina.
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Deporte extremo: Para muchos, la lucha medieval es una forma de artes marciales única, que requiere tanto fuerza bruta como táctica y resistencia física, lo que resulta atractivo para los que buscan un deporte de contacto extremo.
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Cultura popular: El éxito de series y películas que representan la Edad Media y el combate cuerpo a cuerpo, como "Juego de Tronos" o "Vikingos", ha avivado el interés por los temas medievales, contribuyendo indirectamente al crecimiento de este deporte.
Reglas y seguridad
Aunque los combates son reales y pueden parecer peligrosos, existen reglas estrictas para evitar lesiones graves. Las armas, aunque de acero, están desafiladas, y los luchadores deben llevar protecciones adecuadas. Hay árbitros que supervisan los combates para garantizar que se respeten las normas.
Perspectivas de futuro
A medida que la lucha medieval continúa expandiéndose, tanto a nivel local como internacional, está comenzando a consolidarse como un deporte reconocido. El nivel de profesionalización de las competiciones ha aumentado, y cada vez más personas están interesadas en practicarlo. Podría seguir creciendo como un deporte de nicho con una base de seguidores entusiasta, similar a lo que ocurre con otros deportes extremos o alternativos.
La lucha medieval no es solo una forma de recrear el pasado, sino una modalidad deportiva en auge que combina fuerza, estrategia y un profundo respeto por la historia, capturando la atención de fanáticos y deportistas por igual.
El Castillo de Belmonte, un poco de historia
El castillo de Belmonte es posiblemente por su singular estructura, tamaño y estado de conservación, uno de los más representativos del esplendor que en su día debieron tener estos imponentes edificios construidos principalmente como puntos de defensa del territorio que dominaban.
Construido hacia la segunda mitad del siglo XV, por Juan Pacheco, primer marqués de Villena y valido del rey Enrique IV; comenzado su levantamiento en 1456, las obras se prolongaron por espacio de unos 12 años ya que hasta 1468 no finalizan los trabajos de construcción.
Hasta el año 1857 el castillo pasa por diversas manos y sufre un relativo deterioro y es una descendiente de la casa de Villena, Eugenia de Guzmán, más conocida como la emperatriz Eugenia de Montijo, la que se encarga de restituir al castillo su esplendor original con unas obras que consumen más de un millón y medio de reales de la fortuna de la emperatriz.
Posteriormente el castillo es ocupado durante unos años por los dominicos franceses (1881-1885) que lo usan como monasterio. En años posteriores el castillo fue usado durante algún tiempo como recinto carcelario. Durante los siglos XX y XXI, el castillo, va sufriendo diversos estragos, que lo llevan a un estado de deterioro progresivo.
Actualmente es propiedad de la Casa Ducal de Peñaranda descendientes de la Duquesa de Alba y un acuerdo de colaboración entre los propietarios, la administración local y el Ministerio de Fomento, ha permitido la rehabilitación del castillo y en el pasado año de 2010 se abrió al publico si bien la completa rehabilitación ha terminado el pasado 2017.