Jesús Sánchez es conocido por ser un referente de la cocina española en el mundo. Su labor al frente del Cenador de Amós en Cantabria, uno de los restaurantes más prestigiosos de España, le ha reportado nada menos que tres Estrellas Michelín y la Estrella Verde, que la reconocida Guía de gastronomía otorga a los restaurantes que apuestan fuerte por la sostenibilidad y el producto de cercanía. Su restaurante, además, ha recibido tres Soles Repsol o, el más reciente, el premio Madrid Fusión-Alimentos de España 2024 al Mejor pan de restaurante, entre otros. Como chef, recibió en 2022 tanto el Premio Nacional de Gastronomía como el Premio Nacional de Hostelería o el The Best Digital Chef en 2023. Ese mismo año, coincidiendo con el 30 aniversario del Cenador de Amós, publicó un libro del mismo nombre en el que recoge este proyecto vital, que fue reconocido con el Prix de la Littérature Gastronomique.
Sin embargo, casi en paralelo a la pasión por su trabajo, Jesús Sánchez es un gran aficionado a la fotografía. Desde que de niño consiguió una cámara Kodak canjeando puntos de una cartilla del banco, ha estado fotografiando su entorno: su familia, sus amigos, sus viajes, aspectos de su trabajo -como ingredientes o mercados-, etc. Estos últimos los comparte con sus clientes cuando pasan por el pasillo del Cenador de Amós, ya que desde hace unos años selecciona 8 de sus fotografías relacionadas con la gastronomía y las cambia cada cierto tiempo.
Las obras que se exponen en Mirada de chef, realizadas con una Leica Q2 Monochrom, van más allá de simples retratos de amigos y compañeros de profesión. Sánchez no solo capta un rostro como buen conocedor del retratado que es, sino que siempre resurge en la imagen una faceta que define a su modelo más allá de los fogones. La relación entre ellos permite que en casi todos los casos se olvide la presencia de la cámara, dándole pie a obtener escenas íntimas y de gran naturalidad. A Alberto Chicote, por ejemplo, le fotografía en su entorno favorito, la ciudad; las miradas de orgullo y admiración entre Paco Morales y sus padres en la intimidad de la cocina familiar centran su retrato o el caso Dabiz Muñoz o Joan Roca, que fueron fotografiados en los lugares donde desconectan del día a día.
La serie, cuyas 51 fotografías se podrán ver en la exposición, está realizada en blanco y negro. Si el color es de gran importancia en el mundo gastronómico, en Mirada de chef desaparece para ceder el protagonismo a los rostros, los gestos, las actitudes y la atmósfera que proyectan algunos de los grandes nombres de la alta cocina internacional en diálogo con Jesús Sánchez. Él, aunque no aparece, está igualmente presente, ya que ha sabido “cocinar” el momento idóneo para el disparo de su Leica, paseando, hablando, compartiendo una bebida, cuando el motivo de su encuentro -la foto- ha desaparecido y solo quedan dos amigos poniéndose al día.
Para el chef afincado en Cantabria, “Mirada de chef es un ejercicio intimista, de acercamiento hacia mis compañeros, buenos amigos la mayor parte de ellos. Compartimos muchas vivencias, ilusiones, inquietudes. La adversidad nos une tanto como nos unen los momentos de celebración. También es verdad que la imagen que proyectamos está, en cierta medida, edulcorada en algunas ocasiones, y distorsionada en otras, por los ecos de una fama que tiene mucho de trabajo, dedicación, esfuerzo y preocupaciones. Esa imagen no cabe duda de que nos es muy cercana, aunque está claro que está lejos de ser nosotros del todo. Y eso es lo que me interesa.”