26AGO24 – MADRID.- Mi mujer ha dicho en lo alto del pinar, en la fuente de la Virgen de las Nieves, que aprovechara esos minutos pues puede que ya no volveríamos a disfrutarlos; yo, a pesar de mis ochenta y un años, he tenido el palpito de que volveríamos el año que viene por las mismas fechas. Sé que mi esposa a pesar de mis imperfecciones me quiere, le preocupa mi desaparición terrenal, es débil y miedosa y a la vez muy fuerte, una chica algo rarita, como decía Carolo, pero yo también soy raro, no soy convencional, nunca lo he sido. Y ya se sabe, “genio y figura hasta la sepultura”. ¿Pero y después de la sepultura?.
Pues también será el genio y la figura.
Los amplios horizontes de Castilla la Vieja fortalecen mi alma carpetovetónica y con ella mi cuerpo.
Los primeros cristianos, sobre todo San Juan, creían que iban a presenciar la segunda venida de Cristo, pero nada fue así pues como acabo de decir esas fechas no las conoce nadie sino solo el Padre.
Al llegar a los ochenta el mundo escatológico se presenta como algo apetecible, a pesar de lo satisfactoria que es esta vida.