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Las dietas extremas no son el camino para perder peso en verano
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Las dietas extremas no son el camino para perder peso en verano

martes 08 de agosto de 2023, 14:11h
08AGO23- MADRID.- Llega el verano y con él las prisas por adelgazar y llegar a algo cercano al cuerpo ideal. Lucir palmito se posiciona como una de las prioridades cuando llega la temporada de playas y piscinas. No son pocas las personas que recurren a las dietas milagro o dietas extremas que prometen bajar de peso rápidamente, sin pensar en los problemas a la salud que pueden propiciar.

Efectivamente, las llamadas dietas extremas procuran más riesgos que beneficios, por lo que no son caminos aconsejables para perder peso, menos aún en verano. Entre otros motivos, este tipo de alimentación que tiene el propósito de hacer perder peso aceleradamente, aumenta de forma notable el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular o el temido efecto rebote, en el que se recupera más peso del que se ha perdido.

Del mismo modo, aumentan los riesgos de tomar suplementos sin base científica, que se publicitan como método eficaz para adelgazar sin esfuerzo. Sin embargo, según estudios avalado por la Academia Española de Nutrición y Dietética, el problema de estos productos es la inexistencia de una legislación que obligue a demostrar su eficacia, especialmente en los de tipo quemagrasas o en los détox. Según los expertos, es muy frecuente que el consumidor de estos suplementos sufra de efectos secundarios dañinos de tipo gastrointestinal.

Problemas que acarrean las dietas extremas

Es habitual pensar que reduciendo drásticamente la ingesta de proteínas e hidratos de carbono se consigue eliminar la tripa o esos kilos de más tan antiestéticos. Sin embargo, no se es consciente de que estas dietas traen consecuencias muy negativas para el corazón, pudiendo producir deshidratación e incluso elevar los niveles de colesterol, según señala la Fundación del Corazón (FEC).

Daños físicos

Las dietas extremas suelen arrastrar una pérdida excesiva de nutrientes y vitaminas, que son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Los minerales suelen escasear cuando se siguen estos regímenes tan estrictos, con lo que es probable que se altere el apetito e incluso la capacidad del gusto, favoreciendo males como la osteoporosis y los trastornos de la coagulación en la sangre. La falta de vitaminas, por su parte, no es menos peligrosa, si al cuerpo no se le suministra las cantidades debidas de B1, B2 y B3, conducirá a estados de nerviosismo e irritabilidad, produciendo posibles lesiones cutáneas, gastrointestinales y oculares.

Daños psicológicos

Además de causar graves daños físicos, esta fórmula de adelgazamiento rápido también tiene efectos negativos sobre la psicología de las personas. Con demasiada regularidad, aquellos que se someten a estos periodos de alimentación estrictos suelen terminar con trastornos del comportamiento alimentario, como puede ser la temida anorexia o la bulimia, además de otros posibles desequilibrios.

Efecto rebote

Con especial incidencia se sufre el llamado efecto rebote, que es una reacción que tiene el organismo hacia una mayor eficiencia, gastando menos energía después de haber estado sometido a una intensa dieta de muy bajas calorías para lograr una rápida pérdida de peso. Es entonces cuando aparecen problemas de cierta gravedad en la salud, como el aumento de la ansiedad, deficiencias nutricionales y acentuación de la grasa corporal, además de la crecida acelerada y muy drástica del peso.

Otros efectos negativos sobre la salud

No terminan aquí los posibles daños al cuerpo de las personas por tratar de este modo de perder peso rápidamente para el verano. Además de los riesgos antes mencionados, es peligroso hacerlo demasiado rápido porque puede conllevar una pérdida sustancial en la calidad de los huesos y de los dientes. Esto llega a ocurrir por una pérdida masiva de peso que, al ser restrictiva, propicia una falta abundante de la vitamina D y del calcio, elementos fundamentales para los dientes y los huesos, por lo que se debilitarán sin remisión. Está más que comprobado el impacto tan negativo sobre la estructura ósea de estas actuaciones radicales sobre la alimentación.

Por otro lado, también los ojos, la piel y el pelo sufren las consecuencias. Este tipo de dietas extremas suelen producir dermatitis, sequedad en la piel, caída del cabello e incluso problemas de visión y, sobre todo, un estado constante de debilidad de forma generalizada.

Como ya se ha indicado brevemente con anterioridad en este mismo artículo, también aumenta el riesgo cardiaco, el motivo es que no ofrecen una solución que sea definitiva a la reducción de los kilos. Por el contrario, se sufre el mencionado efecto rebote, con un resultado muy perjudicial para el corazón con constantes subidas y bajadas de peso.

Por último, también cabe mencionar el aumento de posibilidades de coger alguna infección, ya que el sistema inmunitario se ve deteriorado, se resiente de manera notable ante las pérdidas de peso espontáneas y excesivamente marcadas. Por este motivo, un simple resfriado es fácil de contraer, así como cualquier otra enfermedad infecciosa de mayor peligrosidad.

Redactor: Israel Guerra

(CN-15)

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