A las 12:00 horas, hará en Sejos una misa de campaña junto al monolito que recuerda a José María de Cos, que fuera alcalde de Cabuérniga durante varias legislaturas.
Según Belén Ceballos, alcaldes de Los Tojos y presidente de la Mancomunidad Campoo –Cabuérniga, las brañas aunque estaban bastante secas por la sequía, las últimas lluvias caídas las han hecho mejorar.
La Mancomunidad de Campoo-Cabuérniga formada por los municipios de la Hermandad de Campoo de Suso, Los Tojos, Cabuérniga y Ruente es propietaria de una extensión de 7.200 hectáreas de monte y pastizales, entre los que se encuentran las praderías altas de Palombera y Sejos.
La Hermandad de Campoo de Suso, el cuarto municipio condueño de la finca, acostumbra a introducir unas 500 vacas y unos 200 animales de caballar, que se retiran a sus puertos de la Sierra de Hijar el día 15 de junio, para dejar paso a las cabañas cabuérnigas.
Si bien, en el municipio de Los Tojos han ido desapareciendo las cabañas tudancas, el vacuno de la raza autóctona sigue criándose en Cabuérniga y Ruente de forma destacada y, especialmente, en la localidad de Carmona.
Además de las reses de los cabuérnigos y campurrianos se permite el acceso a otras vacas de los “gajucos”, que es como se conoce a aquellos animales propiedad de personas no pertenecientes a la mancomunidad y que tradicionalmente han venido pastando en la zona, como las de Cabezón de la Sal, Reocín, Ruiloba, Udías y Mazcuerras. Ganaderos del pueblo de Quijas son fieles a Sejos.
De todos modos, debido a la reducción de la cabaña ganadera, cada vez son más las reses que no suben a los puertos altos y se quedan aprovechando los pastos de las fincas próximas a los pueblos de Cabuérniga y Cabezón de la Sal.
Para Belén Ceballos los problemas que tiene la “mayor finca de Cantabria” siguen siendo los mismos.La extensión de la planta invasora, conocida por lecherina, es la de mayor preocupación para los ganaderos, ya que cada vez cubre mayores manchas que rechazan los animales para pastar. Parece ser que la mejor fórmula para erradicar esta planta es la de introducir rebaños de ovejas, pero, si bien, se hizo hace unos años, en los últimos tiempos no han vuelto las ovejas merinas. El tratamiento con herbicidas tampoco se ha hecho.
La Mancomunidad, según señaló su presidenta, no tiene medios para acometer la erradicación de la lecherina y el Gobierno de Cantabria, tampoco, ha actuado.
Los que accedan estos días a Sejos podrán comprobar las mejoras que se han efectuado en la pista por parte del Gobierno de Cantabria.
El lobo es otra de las amenazas que tienen los ganaderos y por ello cada vez son menos los que se atreven a subir potros a los puertos, ya que son los animales más vulnerables.
El censo ganadero va disminuyendo en los últimos tiempos y de hecho ya son muy pocas las cabañas de tudanca que suben de algunos términos, como es el caso de Ruente.
El cierre de los puertos, para evitar que entren ganados de otros municipios limítrofes y a la vez no salgan los que están dentro, es otra de las perennes necesidades, ya que los estacados sufren frecuentes daños como consecuencia de las nevadas.
HISTORIA
La historia de la propiedad de las 7.200 hectáreas de terreno de la Mancomunidad de Campoo-Cabuérniga se remonta a una Concordia del año 1.497, por la que los vecinos de los municipios de Los Tojos, Cabuérniga y Ruente, además de los de otros lugares pertenecientes en aquella época a las Asturias de Santillana, podía subir a apacentar sus ganados, durante los meses de verano, a los montes de la Hermandad de Campoo de Suso, a cambio de que las reses de la Hermandad, en periodo de nieve, pudieran hacerlos en los de los municipios cabuérnigos en su trashumancia tradicional hacia las zonas costeras.
El 23 de mayo de 1.743 se formalizó la comunidad de los cuatro ayuntamientos que hoy forman la mancomunidad de aprovechamiento de montes públicos y pastos, por medio de una Real sentencia.
La mancomunidad se rige por un "Reglamento de régimen y gobierno interior", que data de 1.902, que se sigue aplicando en la actualidad, pese a las diversas ocasiones en que se ha intentado su modificación para adaptarle a los nuevos tiempos de pastoreo. Este reglamento, que consta de 77 artículos, refleja el origen y los fines de la comunidad, así como se ocupa de la policía rural sanitaria de la finca y de las sanciones.