Hoy es noche buena

Todos en sus casas preparan las cenas. Me llaman los amigos y las amigas por teléfono y con e-mails, y vienen a mi memoria personas y hechos inolvidables que conformaron mi vida. Por televisión han puesto un fantástico documental sobre toda la costa y los pueblos del Mediterráneo español, con música de fondo rememorando arpegios y sostenidos al piano con un fondo del himno de Valencia que me han conmovido aún más. Y desde helicóptero hemos ido visitando Valencia, Alicante, Castellón, y los pueblos de Alcira, Crevillente, Gandía, Ifach, Altea, Benidorm y tantos lugares visitados con mis padres y con Pepi cuando aún éramos jóvenes. Es una música y unos lugares a vista de helicóptero que me emocionan, que me conmueven el alma. ¿Pero, qué es el alma?.

Para recordármelo una paloma desde el tejado de tejas rojas de la casa de enfrente me recuerda lo que es el alma. Y es la iglesia -la religión en la que me han educado-, que el espíritu de Dios se representa siempre bajo la forma de una paloma, el amor que se tienen en esa familia celestial entre el Padre Dios y el Hijo; quizá por eso la paloma mi mire en ese silencio a través de los cristales el día de Nochebuena.

¿Qué querrá decirme la paloma, precisamente esa paloma que parece mirarme tan fijamente?; quizá quiera decirme lo que nos espera después de ese último viaje del cual no has de tornar, en versos inefables de don Antonio Machado.

No lo sé, solo sé que esta tarde bajo el cielo nublado de gruesas nubes esponjosas cada vez más oscuras nacerá un niño en Belén, un niño que viene a decirnos que la muerte no existe, que solo existe el miedo que podemos sentir a lo que no conocemos, a lo que parece terminar al final de la noche. Pero es que esta noche es nochebuena y mañana navidad, y nosotros nos iremos y no volveremos más, como dice el celebérrimo villancico de letra tan triste pero inacabada. Porque la paloma desde el tejado de tejas rojas de la casa de enfrente, parece decirme algo más halagüeño -antes de iniciar el vuelo oblicuo y rasante-; que a pesar de estar rolliza y bien alimentada puede volar. ¿Por qué no también nosotros aunque no tengamos alas?