Con escenografías organizadas/ montadas en su estudio, reinventa la pintura figurativa cuando no es fácil serlo y la manera de representar a las mujeres y sus historias. Trabaja sobre sus fobias y miedos, sobre la ablación, el aborto, sobre la familia como espacio de afectos y represión. Obra catártica, con coraje, dinamita los temas que toca. Autobiográfica. A sus 87 años sigue pintando en Londres, tras seis décadas de fructífero trabajo.
En la primera sala Fuga, 2009, mujer que huye con dos niñas en un azul/ amarillo inquietante y la serie de collages donde aborda la pobreza y se erige con frecuencia en testigo de la injusticia. Sus fuentes: artículos de periódico, caricaturas, sucesos callejeros… Continúa la tradición surrealista de combinar fragmentos dispares y mezclar arte elevado y cultura popular, trabajando en el suelo o sobre una mesa. Autorretrato en rojo, 1966 donde utiliza óleo, grafito, crayón y papel sobre lienzo.
En 1974 y 1975 realizó una serie de gouaches que ilustraban cuentos populares portugueses, lineales, planos y con contornos finos y oscuros, en bloques de colores vivos. Rego admiraba a Arthur Rackham y en la historia de Blancaflor encontró un tema que continuaría explorando durante décadas: la joven y tenaz heroína que puede tomar forma de animal. El chico que apostó con el demonio, 1974. En tela y lana, Ninfa marina, 1978 personaje de trapo que ella le dota de personalidad y sexualidad.
En la década de los 80 abandona el collage y comienza a realizar pinturas audaces de gran cromatismo y contornos abruptos, dominados por animales que asumen características humanas, explorando aspectos oscuros en las relaciones. Su mujer le corta la cola a Mono Rojo de 1981, el mono es su marido Víctor Willing y el asombrado oso, su amante. Durmiendo, 1986, escena aparentemente feliz, con rastrillo amenazante en primer plano. Fantasía y rebelión.
Entre 1987 y 1994 los acrílicos de Rego adquieren una escala más ambiciosa y empieza a aplicar la perspectiva y a amueblar escenarios. Su mundo intangible e imaginario pone a prueba los límites de lo socialmente correcto/ aceptable. La abultada falda en Trampa, 1987, oculta secretos. El psiquiatra Carl Jung acuñó el término “sombra” para designar los instintos sexuales reprimidos en el inconsciente. La terapia junguiana fue importante para Rego ya que la indujo a explorar sus temores, sus deseos.
Las criadas, 1987 y El cadete y su hermana, 1988 son argumentos recogidos en periódicos donde conviven la ternura y la violencia. En el primero dos criadas matan a la señora y a su hija y en el segundo ella ata las botas al militar que va a ser fusilado y el gallo en primer término marca la hora. Pinta historias.
En 1990 Rego fue la primera artista residente en la National Gallery de Londres y le encargaron un cuadro para la cafetería. Ofendida, se inspira en San Jerónimo en su estudio y retrata a su amigo Keith Sutton en una habitación llena de objetos y recuerdos, El tiempo pasado y presente.
En 1994 empezó a usar pastel porque “la barra es más fiera, mucho más agresiva”. En 1994, El Pajar que se inspira en un relato de terror de Joyce Carol. En 1995, Amor donde pinta a su hija embarazada con el mismo vestido que llevó en su boda. Ángel, 1988, figura femenina potente que cubre todo el espacio. Armada con blusa/ coraza, falda abullonada en oro, que con la espada en una mano, imparte justicia y en la otra una esponja, tal vez para aliviar el dolor.
En 2004, Rego pidió a su modelo Lila Nunes que posara para unos grandes pasteles: Posesión, I- VII, sobre un diván que ella compró a su psicoanalista. Están inspirados en unas fotografías de finales del XIX, donde muestran mujeres diagnosticadas de “histeria” y también relacionados con la propia experiencia de depresión de Rego y su proceso de curación con la terapia.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo Sousa acudió a la inauguración, acompañado por Patricia del Pozo, Francisco de la Torre y José Lebrero. Dijo que la artista portuguesa “retrata la historia de Portugal desde su infancia”. Esta gran retrospectiva es una ambiciosa exposición consagrada a esta artista portuguesa con su dramática, descarnada y magnética obra. Permanecerá en el Museo Picasso Málaga hasta el 21 de agosto del 2022.
Enviado por José Antonio Sierra
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