Interesante el primer relato sobre la venta del pasado de un personaje, a base de desprenderse de los objetos que han condensado su vida y trayectoria, pero que al final, han dejado de tener sentido. El argumento conecta con las torres acebolladas de la portada, torres rojas que dan nombre a la célebre Plaza Roja de Moscú. Muy de actualidad.
“En un arco a la entrada del monasterio hay una frase grabada en la piedra: ”Ora et labora”. Ora es el pensamiento, labora, es la escritura. Sigo esa máxima escrita, la regla de la orden que levantó sus muros: trabajo y rezo. No a ningún dios, sino al misterio y la esperanza. Y trato de alejar la amargura y las sombras que, fuera de aquí, consumen nuestras vidas”, dice un párrafo del epílogo a los cuentos, titulado “Orzeán”.
Algunos de los relatos tienen la fuerza de una parábola, otros de una reflexión, de un suceso, de una mirada, de un pensamiento. El cuento, el relato breve viene de antiguo, de Oriente, y está lleno de enseñanza y sabiduría. Occidente lo ha modernizado y, en el caso de Emilio Porta, lo ha llenado de cargas de profundidad. Un juego de alusiones y espejos, que nos hablan de él y de nosotros mismos.