Tal es el caso del mercado de impresoras y escáneres de códigos de barra, uno de los que más crece últimamente de acuerdo a los informes finales de quienes forman parte de este sector, y evalúan constantemente cuáles son las nuevas innovaciones que aparecen y los obstáculos a superar.
Estos estudios, que se centran en la impresora sato como en muchas otras de las principales a las que podemos acceder en estos tiempos, proporcionan una descripción general, un panorama acerca de cómo es la situación del comercio tanto de impresoras como de escáneres de códigos de barras.
A esos efectos, se consideran los balances de los grandes jugadores, su cartera de productos actuales y las ventas de éstos, además de la realidad competitiva respecto a la pre-pandemia, para trazar paralelismos y diferenciaciones entre ambas circunstancias, y dilucidar el futuro del sector.
En este sentido, las estadísticas indican que el mercado de impresoras de gran formato alcanzará los 11.600 millones de dólares en 2026, y este incremento en el interés del público se hace evidente asimismo al repasar búsquedas en Internet de impresoras y escáneres de códigos de barra, eventualmente conceptos como impresora honeywell y similares del segmento.
Es decir, estaríamos pasando de los 8.800 millones de dólares que mueven las impresoras ahora, a un 5,4% de crecimiento anual por los próximos cinco años, un lustro en el que ese monto se iría a hasta los 11.600 millones de dólares, como consecuencia de la mayor presión tras el coronavirus. Para las impresoras de etiquetas esa mejoría se prevé aún mayor, por su potencial aún no explorado.
De hecho, la recuperación se ha plasmado tan pronto regresó la actividad presencial en oficinas, establecimientos educativos, dependencias municipales y cualquier otro que requiera de los equipos. También en tiendas se palpa la imperiosa necesidad de disponer de estos dispositivos.
Los analistas consideran que la tecnología basada en transferencia de calor seguirá desempeñando un papel trascendente en los años por venir, y esto tiene que ver con la adopción de soluciones modernas, que permiten resultados buenos a gran escala, con eficiencia y menor demora.
Industrias concretas, como la arquitectura, la ingeniería y la construcción, por mencionar algunas de las que hasta el momento se mostraban algo reticentes a incorporarlas, parecen haber comprendido que se trata de una opción no sólo viable, sino la mejor posible para aumentar su productividad.
Y ni que hablar luego de la distribución y la logística, que ha visto cómo las solicitudes se acumulan a pesar del regreso a las calles, y tienen que prepararse para un mundo en el que muchas cosas irán etiquetadas. Por lo tanto, etiquetarlas rápido y bien podría hacer la diferencia entre éxito y fracaso.
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