Para Baltés, Sigüenza es también una ciudad enigmática, porque está llena de pliegues y entrar a su catedral para conocerla y visitar al Doncel de Sigüenza (Don Martín Vázquez de Arce 1461-1486) es una experiencia estética ciertamente fuerte e inolvidable. Es la escultura renacentista más bella de España, el Renacimiento cristalizado en piedra. La visión de un joven reclinado en la plenitud de su hermosura, leyendo un libro sin apearse de sus atributos de caballero. Tiene la elegancia, entendida esta como “coerción sin perder la libertad”, al decir del autor del libro “Misterio y esplendor de Sigüenza”. Baltés dedica uno de los capítulos del libro a “El número áureo y el Doncel de Sigüenza”
(La escultura del Inquisidor Corro en San Vicente de la Barquera, también de gran perfección en su cincelado, parece ser del mismo escultor que el Doncel).
Antiguo señorío episcopal del XIII al XVIII, Sigüenza ofrece la vetusta belleza de las ciudades episcopales españolas. En su sede se conservan el castillo, palacetes, antiguos conventos y escuelas, amén del cercano castro de Castilviejo de Guijosa… Leticia Arbeteta, conservadora de museos, ha adquirido recientemente uno de esos palacetes fosilizado en el XVIII. Carlos Baltés dedica precisamente uno de los apartados del libro a los “Palacios seguntinos”.
El escritor Jesús Riosalido tiene una casa en Sigüenza en la que ha veraneado desde hace varios lustros.
El libro “Misterio y esplendor de Sigüenza” se completa con una serie de leyendas y relatos sobre la histórica y misteriosa ciudad que bien merece una visita.
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