En mi opinión, lo más rápido y efectivo sería que hiciera como en marzo y que confinara directamente a las ciudades o comunidades autónomas que superan los límites científicamente marcados. Ya se ha perdido mucho tiempo y la desescalada no se ha realizado correctamente. Y el resultado es el aumento de contagios durante el verano y hasta ahora y el incremento sigue a un ritmo alarmante y lo peor está por venir.
10.000 contagios diarios con coronavirus o más en España no es algo menor, en realidad, no es algo sostenible y está produciendo muchos problemas sanitarios y está afectando a la salud de los ciudadanos afectados que cada vez son más.
Los médicos de Primaria de Asturias y de todo el país ya están avisando desde hace semanas: o se toman medidas o el caos está servido y tienen toda la razón. El Principado tiene la mayor proporción de personas mayores de España. Lo que se puede deducir de esta realidad es que se necesita bajar el nivel de contagios y dotar de todos los respiradores necesarios y demás materiales sanitarios y humanos para atender correctamente a todos los enfermos que tengan covid o padezcan otras enfermedades crónicas o no. Y esto es extensible a todos en el sistema de salud nacional.
Están aumentando los contagios en Comunidades Autónomas como Extremadura, Murcia y Galicia. De todos modos, es evidente que toda España está considerablemente afectada por la pandemia. Por tanto, se necesita una política sanitaria estatal o global y que no esté descentralizada en los aspectos esenciales. En cuestiones de detalle es lógico que exista una cierta autonomía organizativa, pero en lo fundamental no.
El principio de igualdad en la atención sanitaria se garantiza mejor con la autoridad y la dirección del Presidente del Gobierno. El ministro de Sanidad ya ha dicho que se adoptarán decisiones jurídicas que protejan la salud.
Es muy grave que por causa de la irresponsabilidad de una parte de la población en España el resto tenga que pagar las consecuencias con confinamientos selectivos, restricciones de movilidad y otras medidas. Es la triste y dura realidad. Se entiende perfectamente que, en los medios de comunicación de masas, haya personas que se quejen de la irresponsabilidad de una notable cantidad de personas que ponen en peligro la vida y la salud de los demás.
Ya se sabe que es muy difícil que las fuerzas de seguridad puedan controlar absolutamente todo. En un país con unos 45 millones de habitantes o existe civismo generalizado o el resultado de no cumplir las normas de protección ante el covid lleva a este aumento de contagios.
En Francia la cifra de contagiados diarios ha superado la barrera de los 19.000 y el Gobierno galo ha tomado medidas más duras como es lógico, ya que ha cerrado bares y gimnasios, salas de baile y piscinas sin contemplaciones aunque permite que abran los restaurantes. Es un nuevo protocolo en zonas de alerta máxima, por ejemplo, en París.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha anulado el cierre de Madrid que impuso Sanidad para limitar la expansión del virus. Parece que considera que se vulneran derechos individuales. De esta manera, los ciudadanos se cree que pueden entrar y salir de los municipios afectados, pero el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad aconsejan o piden que no lo hagan. Rocambolesco.
Esto indica, en mi opinión, que la estrategia política de estos últimos meses del Gobierno no ha sido acertada. Para evitar este tipo de conflictos políticos, jurídicos y sociales tendría que haber optado por tomar decisiones más valientes y firmes, sin pensar en las consecuencias políticas. Lo esencial es parar la pandemia y no sirven medidas suaves hace falta tomar decisiones más duras que son las que realmente sirven de verdad.
Ir implantando medidas graduales de cara a la opinión pública está bien, pero lo fundamental es que realmente funcionen y se necesitan confinamientos perimetrales, selectivos o totales ordenados directamente por el Presidente del Gobierno bajo el amparo legal del estado de alarma.