Así, cumples con lo que has dicho a lo largo de nuestro tiempo de hermandad: “Mi casa es tu casa”. Si por alguna circunstancia llegaras a considerarlo abusivo, te diré que lo he conversado con los vecinos y algunos de ellos están de acuerdo. Así que… ¡Hagámoslo de una buena vez! Ojalá sea resuelto en buenos términos y lo antes posible, porque he estado perdiendo mucho dinero en traslados y otras cosas para mí y mi gente.
Luce bastante insensato, que personajes nacionales e internacionales, conocidos hasta hoy como intelectuales, no se informen previamente acerca de las políticas de Derecho Internacional sobre las cuales desean opinar. Lo anterior, hace pensar que éste ha sido el modelo seguido por nuestras nuevas sociedades, de gente no tan nueva, batiendo la lengua para hacer ejercicio muscular sin proyectar sabiduría alguna. Aún, aceptando que el fundamento de la mayoría de las luchas habrán de ser justas y coherentes, el solo hecho que se difunda el desconocimiento, asumiendo falacias como verdades sin analizarlas, cotejarlas o por lo menos averiguar si las fuentes son confiables, es indigno de respeto.
A no ser que se desee fingir demencia…
No es un Estado ni su Pueblo quien encuentra plausible pisotear acuerdos nacidos de cruentas batallas, sino un Mandatario de turno, que faltando a la ética, pretende desconocer hechos históricos y la real buena voluntad de que goza frente a sus hermanos.
Como no soy para nada diplomática, me atrevo a afirmar que luce muy poco ético, que a un Tribunal Internacional se le considere valioso siempre y cuando el fallo sea favorable a los intereses demandados y que, de lo contrario, se le reste importancia jurídica y se le rebaje a la personalidad de un mero consultor, cuyo juicio no se acepta ni como consejo.
Es lamentable que el arte incierto de la política ya no sea de interés de la mayoría de quienes componemos esta sociedad individualista, donde si no falta lo propio, lo del otro nos tiene sin cuidado.
El poder de las dictaduras disfrazadas de democracia, ha captado esta abulia y no escatima en esfuerzos ni mentiras para denigrar a sus detractores: “mentir, mentir, que algo queda”, parece ser el eslogan oculto y favorito de los manipuladores de masas, me parece, que desde los mismísimos tiempos bíblicos.
Aún con toda la desesperanza sobre la que solemos escribir los columnistas del presente periódico, es grato poder constatar que los jóvenes de hoy, han nacido con un sentido social de derechos horizontales. Ya no aceptan el mayorazgo ni la propuesta vertical de ordenanzas, leyes ni gobiernos insufribles. Hacia ellos van nuestras últimas fichas de poder indirecto, en ellos la confianza de la reformación de este mundo medio torcido.
Primavera nacionalista por un rato