La de Valporquero es la cavidad más grande de España abierta al público. Bajo la gestión de la Diputación, después de llevarse a cabo importantes obras de acondicionamiento, se empezó a visitar el año 1.966. Cincuenta y dos años que han dado la posibilidad de recibir a numerosos visitantes. Concretamente, el año pasado, alcanzó el record con el registro de 76.000 visitantes. Conviene saber que solamente está abierta al público del 1 de marzo al 9 de diciembre, ya que la época invernal suele generar problemas en los accesos por hielo y nieve.
De todo su recorrido el visitante, en visitas guiadas, solo recorre una tercera parte. Hay tramos que solo están abiertos para 7 empresas de turismo aventura, que están autorizadas por la Diputación Provincial.
Para llegar hay que cruzar antes una garganta de grandes dimensiones, que parece quiere atrapar a la carretera, con sus paredes verticales que superan los 100 metros de altura. Son las Hoces de Vegacervera, uno de los más notables espacios naturales de la cornisa cantábrica leonesa. La verticalidad de sus paredes y el angosto valle, que en su base no supera los 15 metros, crean un paisaje de gran belleza, adornado por bosques de hayas, robles, enebros, sauces y álamos.
Grandes volúmenes van abriendo un sendero, de luces y sombras, que nos permiten observar el trabajo hecho en la ronca durante miles de años por el agua del arroyo que se coló por sus poros, fisuras y grietas.
Nosotros, en nuestra visita reciente, tuvimos la gran suerte, debido a las abundante lluvias caídas, de recórrela con el río y sus lagos caudalosos, dado que, según nos explicaron, en la época estival está seca. Nuestro camino estuvo permanentemente acompañado del sonido del agua.
Lo primero que nos encontramos es la Gran Rotonda, una sala con una cúpula de 20 metros de altura, que la atraviesa el río en época de lluvias. Al norte está la denominada Pequeñas Maravillas, que recibe su nombre por las formaciones existentes, a las que se busca parecido con la Torre de Pisa, Las Gemelas y la Virgen con el Niño.
El río se precipita por una cascada de 15 metros al piso inferior de la cueva y ya durante todo el recorrido transcurrirá invisible bajo nuestros pies. Se conoce como la Gran Vía un estrecho pasillo de 200 metros de largo y 30 metros de altura. Vemos, además, el “Cementerio Estalactítico”, un desordenado bosque de estalactitas y estalagmitas, y, más tarde, la “Columna Solitaria”, situada en el centro de sala, esbelta y que se pierde en la atura entre multitud de agujas pétreas. Una catarata de color nos ofrece miles de puntiagudas formaciones.
Hacia el final de la Gran Vía está la entrada al “Curso de Aguas” donde se inicia el recorrido de espeleoturístico que se hace d ela mano de las empresas de turismo activo especializadas.
La cueva se encuentra dentro de la Reserva de la Bisofera de los Argüellos, un territorio de especial valor por su flore y fauna y, también, por las peculiares formaciones geológicas con cuevas como las de Valporquero, Llamazares o Barredo y hoces de caliza creadas por la acción de los ríos como las de Vegacervera y Valdeteja. Es un terreno básico para la supervivencia del oso pardo.
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