La primera pregunta que surge es si los deportistas norteamericanos no se dopan. Para responder de manera justa este interrogante es necesario analizar cómo funciona el mecanismo de control en los Estados Unidos.
Es de público conocimiento que los deportistas norteamericanos de varios deportes, entre ellos básquetbol y béisbol, en relación con el tema de control antidoping tienen un trato ciertamente diferente al que reciben los deportistas de cualquier otra parte del mundo, pues éstos deben someterse a los controles de la FIBA, la WADA y el COI, en tanto que los estadounidenses tienen permitido regular sus casos de dopaje de manera interna.
Lógicamente, la mayoría, por no decir la totalidad de los deportistas norteamericanos de los deportes antes mencionados, elige que sean controlados por sus ligas internas, las cuales tiene controles indudablemente más relajados y lo que es peor, dichas ligas deciden de manera autónoma si ponen o no en conocimiento de las autoridades internacionales los resultados de las pruebas antidoping de los deportistas pertenecientes a su federación.
Queremos pensar que estas normas se definen y siguen por parte de las federaciones respectivas y que no sea una definición gubernamental de los Estados Unidos, pues esto sería realmente grave y supondría una injerencia indebida de la política de un país en los asuntos deportivos, con el objeto de sacar ventajas geopolíticas.
Pero el asunto se torna cada vez más preocupante, pues observadores independientes destacan la hegemonía que se ha venido desarrollando por parte de los países anglosajones en el Comité Olímpico Internacional COI y son: La estadounidense Anita DeFRANZ, quien participó en Montreal 1976, donde fungió como capitana del equipo de remo de USA. Desde ese entonces ha venido siendo parte de la directiva del COI en una carrera ascendente hasta lograr un puesto en el Comité ejecutivo entre 1.992 y 2.001 y convertirse en la primera mujer Vicepresidente del COI en 1.997. Recientemente, y solo por un voto 41-40 con 2 abstenciones fue nuevamente elegida para el Comité Ejecutivo, con un mandato hasta el año 2.032, lo cual desdice de lo democrático que puede ser un organismo con duraciones de período de mandato tan extremadamente largas. De otra parte, llegó al Comité Ejecutivo el Australiano John Coates, junto con el británico Craig Reedie conforman una triada que viene siendo el motor que se ha dedicado a atacar a Rusia y sus deportistas, ejerciendo poderes que sobrepasan su autoridad, lindando en el terreno político, mucho más allá del ámbito deportivo al cual debían circunscribirse.
Con el apoyo de sus dos compañeros anglosajones, Craig Reedie viene efectuando una eficaz campaña para conseguir la relección como titular de la WADA entre el 19 y 20 de Noviembre y de la cual es el único candidato. Todo esto después de varios meses de disputa con el COI, lo cual generó una gran división en dicho organismo, debido principalmente a la evidente infiltración de la política de algunos países, liderados por Estados Unidos, en el organismo de control antidopaje, imponiendo un doble rasero en las actuaciones en contra de los deportistas rusos y a favor de deportistas norteamericanos que habían ingerido las mismas o peores sustancias, y para quienes no existieron las sanciones respectivas, al contrario, fueron autorizados por la WADA participar en diversas competiciones de carácter internacional o mundial.
La intensificación del escándalo sobre doping puede llegar a una pérdida total del control de la situación, provocando una cadena de investigaciones “independientes” de WADA en contra de otros países. Aquí es donde surge un país candidato a sufrir después de Rusia el ataque de la WADA: este país es China, pues al igual que Rusia, viene consiguiendo un importante peso geopolítico en el mundo y sus deportistas vienen destacándose de manera importante en las últimas competiciones. Como se puede ver claramente, estos ataques de injerencia de la política en el deporte pueden afectar a cualquier país.
Esta situación conlleva grandes pérdidas de reputación para el movimiento mundial olímpico y obviamente, afecta de manera sensible las finanzas del COI.
Todo parece indicar que este complot está orientado a boicotear la copa de futbol 2.018, especialmente por parte de la Gran Bretaña, quien perdió la sede y no se resigna a ello, confiando que su sueño de albergar dicho mundial en caso de una hipotética suspensión de Moscú contando con la participación de otras potencias futbolísticas como Alemania y Francia.
Finalmente, es curioso que estos hechos contradigan recientes declaraciones del alemán Thomas Bach, presidente del COI, en las cuales propuso crear una nueva autoridad de pruebas en el marco de la WADA, diciendo “esto representa un claro compromiso con un sistema antidopaje mundial independiente y armonizado”, la cual surgió como respuesta al conflicto surgido con la WADA por las polémicas decisiones tomadas por dicho organismo. Inclusive, aclaró los cinco grandes ejes que definen su propuesta:
Independencia
- Armonización
- Transparencia
- Aumento de seguridad
- Incremento de fondos
La propuesta define como principio que el sistema sea “independiente de las organizaciones deportiva” y que el nuevo ente sea separado de la parte regulatoria, para lo cual debe ser más fuerte que las organizaciones antidopaje nacionales.
En cuanto a la armonización, se busca generar un sistema centralizado antidopaje para todo el mundo “que garantice igual tratamiento para los atletas de todo el mundo”.
Esperemos que estas buenas ideas no se queden solo en el papel, sino que sean las que guíen en buena hora el desarrollo del deporte a nivel mundial.