Goiener es una pequeña cooperativa del País Vasco y Navarra de 5.400 socios unidos para consumir electricidad y comprar energía solo de fuentes renovables. La semana pasada, cuando comenzó la escalada del precio de la luz, justo en lo más frío del invierno, Goiener tramitó en solo tres días 50 nuevas altas, cantidad equivalente a la que gestionan en medio mes.
"Recibimos muchísimas llamadas preguntando sobre todo por el precio, por si se ahorra con nosotros, y también de gente que se muestra cansada de las compañías de siempre y busca alternativas. Te dicen, quiero cortar ya, que veo que hay otras formas de hacer las cosas", describe la portavoz de Goiener.
En Som Energia, otra cooperativa 100% verde y líder de este pequeño mercado en España, los contratos se han multiplicado por cuatro en una semana. "Normalmente nuestra media es de 100 personas socias y 200 contratos por semana. La semana pasada se sumaron a la cooperativa 568 personas socias y 794 contratos".
La subida del precio de la luz y, sobre todo, el enfado por el funcionamiento del mercado eléctrico están animando a los consumidores a informarse de las fórmulas energéticas alternativas.
El 45% de los clientes en España están adscritos a la tarifa regulada por el Estado —llamada PVPC (Precio voluntario para el pequeño consumidor)— mientras el 55% restante ha saltado al mercado libre. Aquí las comercializadoras de electricidad son el último eslabón en la cadena. Las que mantienen el trato directo con los consumidores, las que emiten el recibo de la luz, a quienes se les contrata el suministro.
Cambiarse de comercializadora es posible desde el año 2009, aunque no es algo habitual. Y no por falta de oferta. El listado oficial de comercializadoras recoge más de 400 operativas en España.
Aproximadamente dos tercios pertenecen a Unesa, la patronal de las eléctricas. El resto, algunas son de conglomerados grandes como Villar Mir y otras son pequeños negocios independientes. Una veintena han adoptado la fórmula de la cooperativa de consumidores que se unen para comprar energía verde en el mercado libre, una fórmula mucho más habitual en Europa ligada a la generación eléctrica y el autoconsumo. A ellas pertenecen Som Energia o Goiener, cooperativas 100% verdes que están sumando socios con el alza del precio de la luz.
¿Se ahorra en una cooperativa renovable?
"En el mercado libre hay ofertas mejores que la regulada y otras notablemente peores", explica Enrique García, portavoz de OCU. Una comparativa espontánea para un consumo medio domiciliario en la web de la CNMC arroja diferencias de hasta 200 euros entre la comercializadora más cara y más barata del mercado en una tarifa anual (de 600 a 800 euros).
El ahorro no parece ser el motivo principal por el que 80.000 consumidores españoles se han apuntado en los últimos años a las cooperativas energéticas renovables.
"Nosotros no somos los que tenemos los mejores precios del mercado", reconoce Santiago Ochoa de Eribe, director de Goiener y miembro promotor de Unccuer, la unión nacional de cooperativas de comercialización de renovables. "Buscamos ser competitivos, pero al mismo tiempo ser justos y promover el cambio de modelo y la democratización del sector de la energía", explica.
En la web de comparativas de la CNMC, la oferta de Som Energia para el cálculo propuesto daba 632 euros al año, por encima de 604 de la mínima (Viesgo) e inferior a los 808 euros de la máxima (Gas Natural Fenosa).
"La gente no se cambia estas cooperativas de consumidores de electricidad solo por el precio de su factura de la luz. Depende de la tarifa que se tenga pueden ahorrar algo, pero hacerse socios les va a costar 100 euros (que se devuelven con la baja). Si uno se cambia a estas cooperativas es más bien porque se empieza a cuestionar el modelo energético, el oligopolio, y defiende que es necesario que se produzca una transición energética hacia producciones en renovables", describe Mariano Sidrach, catedrático en Física de la Universidad de Málaga y patrono de la Fundación Renovables.
También desde Facua advierten de que cambiarse a una comercializadora no significa que el recibo de la luz salga más barato. "Todos los estudios que hemos hecho las tarifas de todos son más caras que el precio voluntario para el pequeño consumidor, el pvpc, en unos casos porque la comercializadora quiere ganar mucho y en otros porque no queda más remedio dado el poco margen que hay", indica Rubén Sánchez, su portavoz.
La factura de la luz se divide en tres secciones. Está la parte regulada por el Gobierno, que debe servir para la sostenibilidad del sistema, como mantener la redes de distribución. Esa supone entre el 35 y el 40% de la factura. Otro tanto del precio se define en el mercado, donde pujan unos para vender y otros para comprar. Son precios que fluctúan por horas y se fijan cada día. Y por último están impuestos y tasas, otro 27%. "Sobre los impuestos y tasas no podemos operar, pero sí podemos agruparnos para ir a comprar al mercado energía y jugamos con la ventaja de no tener costes fijos de las grandes empresas (como edificios o publicidad) lo que hace que podamos ajustar tarifas", explica Ochoa de Eribe.
Las cooperativas de energía 100% verde sí se comprometen a comprar energía procedente de fuentes renovables, como solar o eólica, las menos contaminantes. "Eso no significa que por los enchufes de los socios solo acceda energía limpia", puntualizan en Facua. Y así lo reconocen ellos mismos: "Recibimos la electricidad que procede de la mezcla de todas las producciones que concurren en el sistema en ese momento determinado", explican en Unccuer, "porque ésta no se puede almacenar y no existen redes alternativas de distribución de las energías limpias, pero siempre exigimos el certificado oficial que garantice que la cantidad energética que compramos se produce en fuentes 100% renovables. Siendo cada vez más iremos empujando a que haya más producción renovable".
Facua considera que la "opción menos mala" del mercado libre es "una cooperativa de consumidores, porque es más ética", pero ellos siguen demandando al Gobierno y más ahora con la escalada de los precios de la luz en pleno invierno, mayor intervención y regulación de las tarifas por parte del Estado. "La solución no es el mercado libre, sino que el Gobierno decida el precio de la luz asumiendo un margen que no sea descomunal".
Amaya Larrañeta
20minutos
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