Es sábado,
Alfonso está nervioso, me comenta que
su crono en la competición ha sido el mejor, que ha ganado la prueba incluso con mejor marca que cuando consiguió el oro en Londres,
pero su puesto real es tercero, bronce… Las
nuevas normativas que han cambiado los parámetros lo relegan a un tercer puesto que, más que nunca, sabe a oro. Le intento explicar en mi lenguaje llano y simple, y desconocedor de tecnicismos, que
todos sabemos lo que significa mejorar la marca de los pasados Juegos Olímpicos…
4 años de esfuerzo y dedicación que no necesitan de ninguna medalla.
De forma surrealista, a 4.242 millas náuticas de La Mezquita, como en un sueño, entre mis manos sopeso su
medalla de bronce. Os diré que es pesada…como pesada es la carga que Alfonso soporta, él sabe que se ha superado a si mismo, que los años de entrenamiento, sacrificio y renuncia se han traducido en esos segundos que marcan la diferencia… Es entonces cuando comenzamos a hablar de diferencias, de sentimientos de
soledad escogida en la perseverancia de nuestros sueños, en la fuerza irremediable que arrebata la voluntad sin posibilidad alguna de oposición.
Algo me entristece en la mirada de Alfonso, es la mirada de quien no espera nada de nadie, de quien no confía en el mundo, del que sabe que solo con su trabajo, esfuerzo y sacrificio puede llegar a la meta, a su meta, que no es la nuestra, pero que cuando lo conoces hace que sientas necesidad de acompañarlo en el camino. Un recorrido que al final haces tuyo:
“la lucha constante”. ¿Quién no se encuentra en ese camino?
Mientras conversamos, no suelto
su medalla… Os diré que es divertida.
Suena como una “maraca”. Por primera vez en la historia de los juegos, todas las medallas tanto olímpicas como paralímpicas llevan en su interior “algo” que al agitarlas suena (la música siempre es bandera brasileña). Damos un repaso a su vida (que es la de muchos deportistas) de entrenamiento continuo… pero se detiene, después de entrenamiento, entrenamiento y entrenamiento no sabe qué contar. Preocupado sabe que mañana la victoria de su prueba no depende tan solo de su esfuerzo, es un equipo de tres personas, y este chico a pesar de su corta edad no apuesta por nada cuyo resultado no dependa de él mismo.
Continuamos hablando de las
sensaciones de ser “diferentes”, de que nuestro comportamiento y sacrificio por conseguir llegar a la meta nos aísla del mundo. Pero al finalizar la tarde, después de escucharnos mutuamente, sonreírnos y recordar siempre a la “patria”,
somos afortunados de estar aquí, de vivir nuestros sueños, se sentirnos realizados, y de la sonrisa pasamos a la risa.
Alfonso, ganó ayer de otra flamante medalla, ¡bravo! Os tengo que decir que empiezo a estar un poco agotada… Apenas duermo, ya que el único tiempo que tengo para escribir estas letras es durante la noche, y ya van ocho en un hotel. Es en este preciso momento cuando tengo que responder a la pregunta del principio
“no dudes ni un segundo en seguir esforzándote por tus sueños, tan solo el camino ya es recompensa”.
Alfonso no pedalea en su bicicleta, se limita a intentar ser mejor persona a través del deporte, del compañerismo, de las ilusiones. Alfonso no gana medallas, conquista sueños, y los sueños no son ni de oro, ni de plata, ni de bronce, son personales…
los sueños son lo más bonito de vivir, tanto dormidos, como despiertos.
Un abrazo – Maica Rivera
(*) Maica RiveraEscritora de artículos de viajes y turismo. Ha colaborado por largo tiempo en radio, la TV local de Andalucía, revistas de moda, periódicos locales y ha compartido espacio con grandes profesionales de los medios de comunicación de lo cuales ha aprendido –según señala-, los entresijos de este mundillo profesional.
Viajera habitual (e impenitente), le gusta conocer sitios diferentes y empaparse de su cultura, usos y costumbres que posteriormente, vuelca en artículos periodísticos con un sello personal y una visión de “primera mano”. Ha escrito sobre gastronomía, cultura, moda, economía y viajes y cree que la mejor forma de generar progreso es la creación de sinergias entre distintos sectores razón por la cual presta su apoyo entusiasta a proyectos turísticos, arte, moda y sobre todo, cultura ya que una sociedad sin cultura -señala-, está condenada al estancamiento. Maica Rivera reside entre Madrid y Córdoba – Andalucía.
maicarivera.com