Reto número 1 para Iglesias: hacer creíble al Pablo 'de la sonrisa y el corazón'

Iglesias participará apenas en ocho actos electorales, frente a los 20 de la campaña de diciembre. En su lugar, el partido ha programado apariciones en todas las cadenas de televisión, en nuevos formatos y en horarios de máxima audiencia.

Ello, pese a que el shareparece estar desinflando el fenómeno 'morado': los programas en los que participó esta semana- con Susanna Griso en Antena 3 y con Ana Rosa Quintana, en Telecinco-no lograron la audiencia esperada.

El mitin "obsoleto"

¿Táctica acertada? Los expertos no se ponen de acuerdo. Sí, coinciden algunos, porque, en un momento de hartazgo político, la televisión permite llegar a más personas que un acto electoral.

Así lo sostieneJuan Quesada, director general de la consulta Mosaiq y del Máster en Comunicación Política en la Universidad Pontificia de Salamanca, que se refiere al mitin como un formato cada vez más “obsoleto”.

La tele permite llegar a más gente y, sobre todo, a gente con otros intereses políticos o con dudas sobre a quién votar. “En términos electorales los mítines son importantes solo por la repercusión mediática, por captar minutos de televisión, pero el impacto es muy limitado, porque la gente que va a ellos ya está, por lo general, convencida”, añadeRoberto Rodríguez, experto en estrategia electoral y comunicación política en la Universidad Pontificia Comillas. “Son demasiado costosos, llenar un gran espacio conlleva mucho esfuerzo y es mejor prescindir si van a salir espacios vacíos que luego se destacan en los medios de comunicación”.

La tele, "banal"

Para Joan Navarro, sociólogo experto en comunicación política y vicepresidente de Asuntos Públicos de Llorente&Cuenca, el tono que han adquirido las últimas campañas, con candidatos 'televisivos' es un error. “La banalización a la que se está sometiendo la política empieza a ser preocupante en este país. Un político tiene que ir a televisión a contar cosas serias y a debatir con otros candidatos”, considera.

Tampoco coincide con aquellos que opinan que los programas ofrecen una visión más 'humana' del candidato y que ello le acerca al elector. “En esta campaña, eso influye negativamente. Iglesias era relativamente desconocido en las europeas, pero ahoraya tiene tanta notoriedad como cualquier otro. Que aparezca en programas de entretenimiento hace que se vea como un político más frívolo. La política requiere confianza, y eso lo da la proximidad, sí, pero también la seguridad de que esa persona puede hacer algo por mí”.

"Un presentador metido a política"

En lo que todos coinciden es en que Iglesias domina como nadie el lenguaje televisivo. “Es el primer presentador de televisión candidato.Como si Matías Prats se presenta ahora en un partido”, bromea Navarro.

Para Quesada, ese es también su 'habitat' natural, al contrario que un mitin donde, opina, es por cierto bastante flojo. “No centra el mensaje” y se pierde en el titular. “Le cuesta mantener un discurso durante más tiempo”, observa.

En los platós, opina Rodríguez, se mueve con habilidad. “Es muy bueno tanto en la forma como en el fondo. Desde el principio ha sabido conectar con un sentimiento general de hastío y cabreo de muchos ciudadanos. Con una palabra, como era 'casta', se colocó en el tablero”.

Aún demasiado enfadado

¿En qué falla? Para todos, el punto débil del líder de Podemos es su gesto de enfado. Lo sabe bien su equipo de asesores, que trabaja para 'suavizarle' la imagen.

“En esta campaña se está moderando, por ejemplo en las referencias al PSOE, menos agresivas”, opina Rodríguez que menciona a modo de ejemplo algunas sonoras broncas en los platós, enredos con tertulianos y desaires ante preguntas sobre Venezuela o Irán. “Otro handicap es quese puede ir desfondando poco a poco, ya no es la novedad”, añade.

“Tiene una gran capacidad para llamar la atención, pero no para generar confianza. Porque no puede decir una cosa hoy y otra mañana y pensar que la gente se olvida”, apostilla Navarro.

Esas 'contradicciones' son las que le pueden acabar pasando factura. También, el nuevo tono. El Pablo de esta campaña, será el de la 'sonrisa y el corazón'. Los expertos consideran que el tránsito hacia una imagen más edulcorada debe ser más gradual y equilibrado. En caso contrario, el elector no se lo cree. Y eso, penaliza.

FUENTE: LAINFORMACION.COM - POR LUZ SELA - 04/06/2016