El Papa Francisco da luz verde para abrir un debate sobre el dogma de la infalibilidad

El Papa Francisco habría dado permiso para abrir al interior de la iglesia católica un debate sobre el dogma de la infalibilidad de los Pontífices. Así se concluye de un artículo del teólogo suizo Hans Küng publicado ayer y donde afirma que el Papa le envió una carta, en español, en respuesta a un escrito suyo (“Un llamamiento al Papa Francisco”) divulgado a comienzos de marzo, donde apelaba a posibilitar esa discusión.

Según Küng, en la misiva -escrita por el mismo Pontífice, no por “su secretario privado o el cardenal secretario de Estado- “el Papa Francisco no fija limitación alguna”. “De esta forma, corresponde a mi deseo de abrir un debate libre sobre el dogma de la infalibilidad. Personalmente concluyo que este nuevo espacio de libertad debe ser aprovechado para avanzar en el esclarecimiento de las declaraciones dogmáticas controvertidas en la iglesia católica y la ecúmene”.

El suizo de 88 años, catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga (Alemania), dice que “este es el nuevo espíritu que siempre esperé del Magisterio. Estoy convencido de que, por fin, también el dogma de la infalibilidad, una cuestión fundamental y decisiva de la iglesia católica, se podrá debatir con espíritu libre, abierto y alejado de todo prejuicio. Estoy profundamente agradecido al Papa Francisco por ofrecernos esta posibilidad”.

La infalibilidad papal fue declarada dogma en 1870, en el Concilio Vaticano I. Ahí se sostuvo que el Pontífice era infalible (“por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro) cuando habla ex cathedra (es decir, con autoridad), “en ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica” y cuando “define una doctrina de fe o costumbres que debe ser sostenida por toda la Iglesia”.

En su primer artículo, el teólogo suizo recordó que en diciembre de 1979 el Papa Juan Pablo II le retiró la licencia eclesiástica “por haber cuestionado la infalibilidad papal. Ahí criticó duramente el dogma en cuestión, al punto que “ha deparado a nuestra Iglesia un largo invierno”. Por eso, aseguró, la apuesta por renovar la iglesia católica de Jorge Mario Bergoglio no llegará muy lejos “sin una re-visión constructiva del dogma de la infalibilidad”.

Küng escribió que durante años la sanción que se aplicó contra él (“una acción urdida con precisión y en secreto, jurídicamente impugnable, teológicamente infundada y políticamente contraproducente”) paralizó de temor a muchos teólogos católicos y que “el tabú de la infalibilidad ha bloqueado de manera tácita desde el Concilio Vaticano II todas las reformas que hubieran exigido revisar posiciones dogmáticas anteriores”.

El suizo le pidió al Papa que “permita que tenga lugar en nuestra Iglesia una discusión libre, imparcial y desprejuiciada de todas las cuestiones pendientes y reprimidas que tienen que ver con el dogma de la infalibilidad. De este modo se podría regenerar honestamente el problemático legado vaticano de los últimos 150 años y enmendarlo en el sentido de la Sagrada Escritura y de la tradición ecuménica”.

Küng recuerda la anécdota del Papa Juan XXIII cuando ante un grupo de estudiantes declaró sonriendo “Io non sono infallibile” (“Yo no soy infalible”). Ante la mirada sorprendida de su audiencia, el Papa agregó: “Solo soy infalible cuando hablo ex cathedra, pero eso es algo que nunca haré”.