Yo, El Azafato (II)

La gran  amistad con Ciscus, hasta que lo enviaron a Vietnam

Terminé mi primer relato (o capítulo), reseñando la amistad que tuve con Frank (Ciscus). Después del primer servicio que tuve en la sala  de operaciones y lo mal que me lo hicieron pasar, Ciscus se acercó al Ploting Board, que es esa pantalla de metacrilato donde hay que escribir al revés como dije, para que todo el mundo que está en la sala vea como va el tráfico en toda su dimensión.

Decir que la vigilancia era desde Argel hasta Marsella con el Levante español y las islas Baleares, con lo cual se controlaba mucho trafico aéreo; el lugar suele estar en penumbras excepto los paneles de información. Cuando Ciscus me vio llorando, puso el tráfico en orden arreglando el desaguisado que había organizado y me mandó a la sala de descanso y allí estuve el turno entero hasta que bajamos a la base, donde la situación cambio radicalmente. Esta broma sirvió para que la  camaradería entre los cuatro que compartíamos habitación se transformara en una relación de amigos. No tuve más remedio que espabilar rápido y así empecé a ganarme mis primeros dólares lavando los coches de mis compañeros yankies que eran esos enormes coches americanos; Mustang deportivo, Chevrolet Vitar, Lincoln  Road y que eran todos descapotables. En Duty Free de la base compraba tabaco que era cuatro veces más barato que en España y encima, lo mejor de lo mejor. Siempre me he acordado del tabaco de la base: estaba fresco y aromático y la diferencia con lo que se vendía en los estancos, era abismal. Mientras escribo esto –y aunque ya no fumo-,  me viene a la mente y el olfato, el aroma del aquel Camel. (Nunca conté que hice contrabando con el tabaco porque eso, en esa época, estaba muy mal visto)

Ciscus fue el primero que me llevó a un bailongo en Soller, que hacía honor a mi tierra ya que se llamaba. “El Patio Andaluz”. Allí era dónde íbamos españoles y americanos -incluyendo albañiles- de todas las especialidades. Por aquella época Mallorca era una gigantesca obra por todas partes.

Volviendo Al Patio Andaluz, tengo que decir que me quedé de piedra cuando vi en la pista a las parejas, metiéndose mano y sobre todo,  esos tremendos y largos besos en la boca que se daban. Ciscus me dijo: “es que se meten la lengua”. En ese momento y otra vez, me dio un yuyu, porque yo a mis diceciséis, mis únicos besos habían sido en los cachetes. ¡Anda!... que en Cádiz te pillaba un guardia municipal e íbamos listos. “Eso” estaba considerado como una Alteración al Orden aunque eso si, veía los de las películas pero en aquella época eran muy cortitos debido a la censura y además decían “que eran de mentira” ya se los daban en la barbilla. Cuando Ciscus me invitó a dos PUIG, que era una bebida que habían inventado mis compañeros de habitación, y… ¡ATENCION!, el combinado era licor de menta con ginebra:  una BOMBA. Después de dos lingotazos me envalentoné e invité a bailar a una belga aunque no estoy seguro si la invité o ella, fue la que me sacó a bailar. De lo que estoy seguro es que era mayor que yo y en dos horas,  me encontré en las rocas de la playa, y violado en toda regla, pero fue una “violación”·que me sirvió para más adelante y espabilar ya que me convertí rápidamente,  en un ligón. Ciscus me decía, “te las lleva de street”, cosa que me hacía mucha gracia y yo le contestaba: “¿Y tu con el Mustang?...

Fue una amistad muy grande la que me unió con Frank, hasta el punto que el CUOO mexicano que en graduación viene a ser como subteniente, nos puso en un puesto en que llevábamos las frecuencias de los aviones; Ciscus los americanos y yo los españoles. Era una habitación acolchada y fuera de la sala de Operaciones  a la que antes me refería. Allí me pasó una cosa increíble: de pronto, Ciscus se puso a llorar como un niño; me asusté y me levanté pidiéndole por favor me dijera si había alguna información de accidente en vuelo y cual fue mi sorpresa cuando me dijo  que su llanto era porque por la frecuencia americana,  habían dado la noticia del asesinato de Kennedy. En ese momento, no comprendí bien lo que aquello significaba para un americano. Como comprenderéis, en España nosotros de política, cero patatero. Todo lo más que sabíamos era que existía Franco y una cosa que nos repetían mucho: el respeto a las “Leyes del Movimiento”

Pasaron varios meses, ni que decir tiene que las pompas fúnebres de Kennedy fueron todo un espectáculo en la Base: crespones negros en los brazos incluso para nosotros los españoles y durante varios días no pudimos salir de paisano. Eso no fue conmigo porque me metí unos vaqueros y una camisa en la mochila y me fui a una cita que tenia con una inglesita casi de mi edad y que estaba de guinda. (me estuve carteando con ella varios años).Tengo que deciros que mis compañeros americanos y yo hicimos un trato. Ellos me hablaban en inglés si o si y yo ellos en castellano. Así, que al final, salí hablando un inglés americanado que es horroroso y ellos, tuvieron la suerte de hablar castellano de Cádiz.

Un día en nuestro chiringuito de trabajo con las frecuencias de aviones el mexicano (así lo llamábamos) le trajo a Ciscus un sobre grande y de color marrón. Me acordare toda mi vida de ello. Lo abrió, lo leyó, me lo pasó y en ese momento, no podía dar crédito a lo que estaba leyendo: era un traslado de radiotelegrafista a Vietnam. esperé su reacción y contuve las lágrimas para ver que pasaba y lo que pasó fue que me dijo: “Juaqui nosotros estamos a disposición del ARMY”, y que además, “estaba harto que le  quitara las chicas” Ocho meses después recibimos en la 208, un comunicado de que había muerto en acción con una guerrilla que descubrió la ubicación de la radioemisora.

Mi PASE AL PABELLON ESPAÑOL

Una mañana recibí un comunicado interior para mi pronta presentación al Pabellón Español,-cosa que no me gustó nada- pues en ese periodo de tiempo había crecido mucho e incluso, ya había reclutas haciendo el servicio militar normal. Nosotros los especialistas de Alerta y Control (radaristas), también crecimos. Se rumoreaba que pronto se haría un equipo de Operaciones netamente español que se llamaría ALPHA y  no mucho tiempo después, así fue siendo dirigido por el teniente Andreu -que más tarde me lo encontraría de Comandante en Iberia- En fin, que mi llamada fue debida a un ascenso a cabo 1º con rango de Sargento por la escasez  de ellos que había en la Base. Asi que de la noche a la mañana, me vi ejerciendo de Suboficial sin cumplir todavía 18 años y comencé otra vez, a acordarme de mi madre Magdalena, porque no había una cosa que más me espantara que unos tíos hechos y derechos mayores que yo y que me llamaran “MI PRIMERO” y me hicieran el saludo militar por todas partes incluso hasta en el pueblo, cuando iba de paisano. Obvio deciros que cuando iba con alguna chavala me sentaba a cuerno quemado entre otras cosas, porque no entendían nada ya que la mayoría de ellas eran extranjeras reclutadas en el Patio Andaluz.

Me rebajaron de servicios en el Pico, durante una semana al mes, donde tenía que ejercer de Sargento de semana, al mando del Pabellón Español dándoles todas las novedades diarias a un oficial de semana que quitando, que por las mañanas en la formación de los soldados ya le daba las novedades, después ya no aparecía en todo el puto día, excepto a la hora de la comida, y que aparte de comer en el pabellón de oficiales,  tenía que probar la comida de la tropa. Fue un cambio de la noche a la mañana. Aunque dormía en el pabellón americano -pues seguía en el equipo Bravo-, era diferente pues pasaba muchas horas con los compañeros nuevos que habían venido de la Escuela y estaban en mi misma situación. De ahí que mi compañero del  viaje a Mallorca (Merino) que también  había  ascendido a cabo 1º -aunque estaba en otro destino de motores-, nos hicimos uña y carne, hasta el punto que alquilamos unas habitaciones en el Patio Andaluz, -más que habitaciones, era el cuarto de limpieza que lo adecentaron un poco ya que habían hecho un pequeño Hostal de tres plantas y en cada piso, había uno de ellos al final del pasillo:  era una cama y unas baldas en la pared. El lavabo y servicio, estaba fuera y era donde se guardaban los utensilios de limpieza de cada piso. La verdad sea dicha, es que pagábamos 25 pesetas al mes que era -incluso en esos años- muy barato y la copas, a la mitad de precio. Francisco que así se llamaba el dueño, se mosqueaba si nos íbamos a otro sitio a ligar y así Merino y yo, nos dimos cuenta, que de la noche a la mañana nos habíamos convertido en putos, ya que solamente podíamos estar con las turista del hostal y en su bailongo -que era muy bonito, al aire libre con una orquesta y de vez en cuando, traían una atracción y allí, em ese local debutó como solista en España, Mike Kennedy. Había un olor a jazmines y rosas que siempre que paso por un sitio y huelo a estas flores, me extrapolo a aquel lugar. Pero a las finales, esto le salió caro a Francisco, porque bebíamos más y comíamos mucho así que hicimos un nuevo pacto: asi fue que sin estar en nómina, casi llegamos a firmar un contrato de… ¡PUTOS!...

Volviendo a la vida en la base, en dos meses el equipo Bravo se convirtió en español y yo, por las gestiones del CUOO meXicano conseguÍ que me pasaran al Charly que era el único mixto que  quedaba. En ese equipo viví una historia increíble. Hubo unas maniobras militares (reales) en la bahía de Palma con portaaviones americanos incluidos y la flota del mediterráneo Hispano/Americano y que consistía en una guerra ficticia donde España, era el enemigo. Mi puesto en aquella Reday que así se llamaba, fue de pantallista de identificación y como estaba en el equipo americano (yo, yankee, si tiene cojo… la cosa)

Los aviones españoles tenían una identificación en pantalla de dos rayitas detrás del punto en que aparecía. Todos ellos salían de la Base de Manises en Valencia y de Son San Juan de Palma. Eran T33 y Saetas, un reactor netamente español construido en Getafe. Mis compañeros americanos en el Ploting (el cristal de metacrilato que había que escribir al revés que tanto me hizo llorar el primer día) y entonces, comenzó la “guerra” y según salían los aviones españoles se los pasaba a mis compañeros para que los reflejaran y así saber en todo momento donde estaban. El objetivo era eliminar el portaaviones y os diré que la guerra duró poquísimo y que España ganó por goleada. Empecé a darme cuenta de que los aviones desaparecían de la pantalla y mis compañeros incluso creyeron que les estaba devolviendo la broma que me hicieron y lo cierto fue que cuando Estados Unidos de America, se quiso dar cuenta, ya era demasiado tarde, y explico el porqué: los T33 eran aviones de baja cota, es decir podían volar casi al nivel del mar, con lo cual desaparecían de la pantalla porque a ese nivel de altura, la cobertura del radar no llegaba y siempre había un ángulo muerto. Obviamente eso lo explicaron después. Los T33 iban cargados con dos bombas ficticias y la orden de los pilotos era que cuando pasaran en vuelo rasante por el portaaviones y barcos, dieran TALLYHO que significaba que las bombas habían alcanzado el objetivo.

Deciros que nuestro avión estrella el Saeta, casi no tuvo que intervenir. Cuando dieron el final de la maniobra y en la sala de Control nos dieron por vencedores, casi se me escapa un aplauso; después hubo muchos comentarios sobre esta maniobra y se llegó a decir que el gobernador Militar de la zona, tuvo sus más y sus menos con el Generalísimo pero lo cierto fue que nadie, se paró a pensar que unos aviones casi caducos -algunos eran de nuestra guerra civil- iban a participar en dichas maniobras en el Mediterráneo (imaginación al poder,) y nunca mejor dicho.