Un ministro , emergencia,...,emergencia
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
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Camilo Soares, ministro de Emergencias en emergencia |
En Asunción se producen cosas que hasta dan gracia. A mediados del año pasado, la región Occidental o Chaco sufría una prolongada sequía por lo que el nuevo gobierno paraguayo que asumió el poder el 15 de agosto, declaró a esa enorme planicie en estado de Emergencia. Faltaban alimentos, agua, medicamentos, techo, etc. Ante tamaña necesidad, el flamante ministro de Emergencia, Camilo Soares, procedió a llamar a los proveedores a licitación pública quiénes, gustosos, presentaron sus respectivas ofertas. Los ganadores se endeudaron por lo que creían una excelente oportunidad de negocios y pusieron en manos del gobierno cuanto necesitaba en menos que cante un gallo.
Los chaqueños comieron a gusto y paladar, pasó la emergencia y ahora es el momento en que ninguno de los proveedores pudo cobrar.
¿Qué pasó? se nos ocurre preguntar a esta altura del relato. Nada, que el Ministerio de Emergencia no puede pagar su deuda, que supera los 10.000 millones de guaraníes (unos 1.500.000 euros) porque al señor Camilo se le había ocurrido llamar a licitación de ofertas por cuenta propia, sin antes contar con el apoyo oficial de Jesús y María Santísima, como suele ser en las oficinas del Estado y a lo que lo conocemos como burocracia.
Pasa que ni el ministerio de Hacienda, que debe liberar los fondos, ni el Parlamento Nacional, que debe sacar una ley para usar unos fondos obsequiados por gobiernos amigos, como el de Venezuela, se disponen a apoyar el pago del mono dejado por la administración del presidente Lugo ni bien aparece tomando las manceras del poder.
Claro, hoy, por todo eso, los proveedores fueron a manifestarse ante las mismas narices del ministro Soares con llamativos carteles que dicen que desean cobrar y que el gobierno, es un sinvergüenza que no paga sus cuentas.
Las pancartas estuvieron acompañadas, como en todo tiempo y en todo lugar, de bombos, megáfonos, insultos, improperios, silbatinas y un bloqueo del tráfico automotor de padre y señor mío que para qué les cuento.
Desde nuestros respectivos miradores (Asunción en materia de política y gobierno sigue siendo como para alquilar balcones) notamos que hay mucho desprolijo en el manejo de los asuntos del Estado por parte del nuevo equipo de Gobierno sencillamente por chapetonía, por ignorar cómo se debe hacer, por leer demasiado "La Iliada", de Homero y "La República" de Platón o por lo que fuere. Ahora no le resta a don Camilo que decir que "nadie me quiere" (eso dijo, en serio) y que por eso no le liberan el dinero desde el propio gobierno en el cual colabora. Hasta eso dijo, al verse acosado por los cobradores que no le dejaban ni a sol ni a sombra. Y eso se dice, pienso, como parte de una consecuencia acarreada por la inmadurez (este ministro es aún muy joven) y la falta de gimnasia en el poder.
Les dije, Asunción es como alquilar balcones. Aquí tenemos a un ministro de Emergencia, en… emergencias.