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Las “bacha posh”, porque es una vergüenza de ser mujer

Las “bacha posh”, porque es una vergüenza de ser mujer

Por Yudith Díaz Gazán –Fuente: http://www.theprisma.co.uk/es /

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Le preguntaron a Mehran: ¿Quieres verte y vestirte como un niño, y hacer cosas más divertidas como andar en bicicleta, y jugar fútbol y críquet? ¿Te gustaría ser como tu padre? Ella no dudo en decir que sí.

Las “bacha posh”, porque es una vergüenza de ser mujer
Las “bacha posh”, porque es una vergüenza de ser mujer

En Afganistán, el que una familia afgana no tenga varones puede hundirla en el ostracismo, hecho que lleva a los padres a aparentar un cambio de género en las hembras, cuando procrear hombres en una sociedad patriarcal asegura el futuro del linaje.

Durante años visten a sus hijas con ropas de varón para presentarla a familiares y amigos como el vástago heredero “bacha posh”, que significa “vestida como un niño”.

Se trata de una práctica centenaria que suscita disímiles condenas de grupos de defensa de los derechos humanos de la mujer, tal y como reproduce un video de la cadena BBC.

El audiovisual muestra a Mehran Rafaat, de seis años de edad, como una pequeña que le gusta captar la atención, y al igual que sus tres hermanas mayores desea descubrir el mundo fuera del apartamento familiar en un barrio de clase media en Kabul.

Pero cuando Azita Rafaat, legisladora del Parlamento y madre de Mehran, viste a sus hijas para ir a la escuela con ropas negras y un velo que solo permite ver la cara; a la pequeña de cabello muy corto le pone pantalones verdes, camisa blanca y corbata.

El reportaje no revela estadísticas de cuántas niñas afganas se disfrazan de niños, pero sí ofrece el testimonio de varias generaciones que confirman historias de ese tipo sobre parientes, amigas, vecinas o compañeras de trabajo vestidas de hombre.

Es una costumbre ocultada para los extranjeros, empero se cumple en cualquiera clase, educación, origen étnico y geografía, y perdura, pese a las guerras y los gobiernos, aseguró el texto divulgado además por el sitio Asia News.

Organismos no gubernamentales certificaron que las familias afganas tienen muchas razones para fingir que sus niñas son niños, incluidas la presión social para tener varones y, en algunos casos, la superstición de que hacerlo puede llevar al nacimiento de uno de verdad.

Ante la falta de un hijo, los padres deciden inventarlo; por lo general, cortan el cabello de la niña hija y la visten con ropas masculinas.

En la mayoría de casos, el retorno a la feminidad se realiza cuando la menor entra en la pubertad y los padres son los que casi siempre toman esa decisión.

En un país donde los hijos se valoran más, porque en la cultura tribal son los que heredan la riqueza paterna y transmiten el apellido, los núcleos familiares sin varones son objeto de lástima y desprecio.

Una “bacha posh” puede recibir educación, trabajar fuera de la casa, acompañar a sus hermanas en público y gozar de libertades insólitas en una sociedad que separa a hombres de mujeres.

El portal Youtube difundió una entrevista en la cual Rafaat calificó de difícil creer por qué una madre hace esas cosas a su hija.

Rafaat -quien creció en Kabul como una estudiante de altas calificaciones, seis idiomas en su currículo y sueños de doctora- recordó que cuando nació su primera hija, la suegra empezó a llorar y se preguntaba por qué llegan niñas a la familia.

El padre de Rafaat la obligó a ser la segunda esposa de su primo hermano, un campesino analfabeto, y a vivir en una casa rural sin agua ni electricidad bajo el mando de la suegra viuda.

La joven insistía en tener una mejor higiene y contacto con los hombres de la casa, también pidió a su suegra que dejara de golpear con su bastón a la primera esposa de su marido y cuando rompió la vara en protesta, la anciana exigió a su hijo Ezatullah mayor control sobre ella y le pegaba con un palo de madera o un alambre en el cuerpo o la cara.

Quedó embarazada y parió dos hijas, volvió a intentarlo, tuvo otra; y finalmente llegó Mehran.

Al preguntársele si alguna vez consideró abandonar al esposo se sorprendió: “nunca pensé en el divorcio… hubiera perdido a mis hijas”.

En la actualidad desde su posición de poder -al menos en el papel- es una de las 68 mujeres del Parlamento de 249 escaños en Afganistán, y representa a la provincia de Badghis.

Su esposo está desempleado y pasa la mayor parte del tiempo en la casa. Al convencerlo de alejarse de su suegra y ofrecerse a contribuir al ingreso familiar, ella preparó el terreno para su vida política.

Pero siente mucha presión para tener un varón y ese es el único tema del cual hablan sus electores, “porque si no tienes un hijo en Afganistán, es como si algo enorme faltara en la vida”.

En un intento por conservar el trabajo y aplacar a su marido, así como eludir la amenaza de que él se consiguiera una tercera esposa, le propuso hacer que su hija más pequeña pareciera niño.

Le preguntaron a Mehran: ¿Quieres verte y vestirte como un niño, y hacer cosas más divertidas como andar en bicicleta, y jugar fútbol y críquet? ¿Te gustaría ser como tu padre? Ella no dudo en decir que sí.

Esa misma tarde su padre la llevó a cortarse el cabello, le compró ropa de varón y le cambió el nombre de Manoush por Mehran. (PL)

 

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