Pablo Iglesias: "No queremos ser la mano de obra barata que sirve cañitas al norte"

Pablo Iglesias, Elpidio Silva, Falciani y Vox, pendientes de lograr 15.000 firmas para poder presentarse

Su arranque de campaña ha sido toda una declaración de intenciones. Podemos, el partido liderado por el profesor universitario y tertuliano Pablo Iglesias, se ha desplazado este viernes al corazón de Berlín para denunciar que los países del sur de Europa no quieren ser un instrumento ni del BCE ni del gobierno de Angela Merkel en un auditorio, el de la Universidad Humboldt, plagado de jóvenes emigrantes españoles.

En un contexto de ebullición para las nuevas formaciones, Podemos puede presumir de estar financiándose a través de 'crowfunding', de haber celebrado unas primarias de gran participación y de haber congregado 300 grupos llamados 'Círculos Podemos' para difundir sus ideas más allá de nuestro país. Pese a su corta vida, el último CIS ya adjudica al partido un escaño en el Parlamento Europeo.

lainformacion.com ha charlado con Iglesias, una figura que día a día recibe alabanzas y crítícas por igual y que, a menudo rodeado de polémica, confiesa que le gustaría tener menos proyección mediática.

¿Por qué un joven profesor de universidad decide de repente dar el salto a una política cada vez más infravalorada? Y lo más importante: ¿cómo reparte su tiempo?

Algunos piensan que hacer política es estar en un parlamento, pero se puede hacer desde muchos campos. Yo llevo haciendo política desde los 14 años, he trabajado en movimientos sociales, hago un programa que se llama 'La Tuerka'... En cuanto al tiempo, lo soluciono durmiendo poco, ya que teniendo que dar clases tengo que renunciar a espacios de ocio que te confieso que apenas tengo en lo personal.

¿De dónde nace ese 'Podemos' que les bautiza? ¿Qué es lo que Podemos puede hacer que no hayan hecho otros partidos?

Pues básicamente decir que sí se puede. Lo que nos dicen los partidos del régimen es que hay cosas que están bien pero que son imposibles: es imposible no desahuciar a los ciudadanos de sus casas, es imposible hacer una reforma fiscal para que paguen los más ricos, es imposible hacer una auditoría de la deuda... Es lo que pasa cuando gobierna una casta de mangantes que van de los consejos de administración a la política.

¿Cómo resumiría lo que les diferencia de competidores directos como el Partido X, Equo, el Movimiento RED o IU?

Con algunos tenemos una muy buena relación. Quizá la característica particular de Podemos, sin ánimo de ofender, es la cuestión de la participación ciudadana y popular. En Podemos se eligieron los candidatos a través de unas primarias abiertas en las que cualquier ciudadano podía ser candidato y cualquiera podía votar a través de su teléfono móvil. Han sido las elecciones primarias más votadas de la historia de las europeas, con 33.000 participantes.

El resultado ha sido que la lista no ha sido la lista del partido, sino de la gente: la número dos es una profesora de Educación Secundaria; el número tres es el fiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo; la cuatro una licenciada que tuvo que emigrar, volvió a España y trabaja de camarera por ocho euros la hora; el quinto Pablo Echenique, un candidato con un 88% de discapacidad que se lo ha ganado todo, al contrario que Carromero... Lo importante es que pueda elegir la gente para que estas personas puedan estar en esos puestos.

¿Cómo es su relación con IU después de que rechazaran confluir en las listas?

Con IU en ningún caso se llegó tan lejos. Nosotros les explicamos nuestro método y ellos dijeron que su lista la elegían sus militantes, algo que nos parece muy razonable en el caso de un partido. Tenemos una relación cordial, estamos de acuerdo en muchas cosas y nos encontraremos en la movilización social por los derechos de la ciudadanía.

¿Qué hubiera hecho si le hubiese tocado lidiar con la crisis con la que se encontró Rajoy en 2011?

Lo que sabemos, desde los años 30, que no hay que hacer durante una crisis: no empobrecer más a la gente. Lo primero hubiera sido hacer una auditoría de la deuda, porque los ciudadanos no pueden pagar lo que es de los bancos; lo segundo, evitar que las grandes fortunas defrauden a Hacienda y prohibir los paraísos fiscales en los que se mueven buena parte de las empresas del Ibex 35, lo que se traduce en peores servicios públicos; y lo tercero sería emitir un decreto de confiscación de las viviendas vacías en manos de los bancos para que no se desahucie a las familias. También habría que poner al servicio de la cicudadanía un parque público de vivienda.

¿Y qué haría para crear empleo y reducir la cola del paro, que es lo que verdaderamente preocupa a la gente?

Lo fundamental es poner en marcha políticas expansivas para que aumente el consumo. Si aumenta habrá más pequeñas y medianas empresas, a las que habrá que ayudar, y que podrán ofrecer servicios. Hay que hacer leyes laborales que protejan a los trabajadores y que conduzcan a un aumento de los salarios para poder consumir, apostar por las cooperativas... Así se generaría empleo y riqueza. Pero si se empobrece a la gente con recortes y disminuciones salariales, nadie compra nada.

Pese a su juventud, el CIS ya adjudica a Podemos un escaño en el Parlamento Europeo. Vosotros decís que queréis dar la sorpresa en estas elecciones. ¿Cuál es su objetivo el próximo 25 de mayo?

No nos vamos a poner techo. Lo que dicen las encuestas es que desde empezamos vamos hacia arriba. No nos conformamos con 1, 2 ó 3 escaños. Estamos en una situación de excepcionalidad y todavía hay mucha gente que no ha decidido qué quiere votar. No jugamos para meter el gol de la honra ni para empatar, sino para ganar. Las elecciones no las va a decidir una encuesta, por lo que vamos a apretar el acelerador y a decir a la gente que tienen una oportunidad para vencer al bipartidismo.

¿Qué es ser antitroika?

Es estar en contra de las decisiones por triunvirato que la Comisión Europea, el BCE y el FMI, a los que no hemos votado, están tomando, afectando a la vida de los ciudadanos. Los demócratas no podemos aceptar que las decisiones las tome alguien a quien no ha votado nadie, al igual que hicieron PP y PSOE al reformar el principio de estabilidad presupuestaria del artículo 135 de la Constitución, entregando lo poquito que nos quedaba de nuestra soberanía nacional. Por esto, ambos deberían ser juzgados por traidores a la patria.

¿Sigue siendo esencial que pertenezcamos a la UE? ¿Qué hay que cambiar?

Lo que hay que cambiar es una institucionalidad europea puesta al servicio de los bancos. Es necesario cambiar las caras. Mario Draghi era delegado de Goldman Sachs para Europa cuando asesoró al presidente del Banco Central de Grecia para falsear la contabilidad. Durao Barroso representa la entrega de la soberanía europea tras la 'foto de la vergüenza' que se hizo en las Azores con Aznar y Bush.

El señor Juncker, propuesto por los conservadores para presidir la Comisión Europea, fue el que llamó a Papandreu para que no se le ocurriera someter a referéndum las condiciones del rescate griego, como si fuera Vito Corleone. Es un sistema que protege en última instancia a los ricos.

¿Cuál sería su primera decisión si llegase a la Eurocámara dentro de unas semanas?

Lo primero que haríamos sería decirle a la señora Merkel y al BCE que no queremos ser una colonia de los ricos del norte ni de Alemania. No queremos, en fin, que el sur se convierta en un productor de mano de obra barata y que nuestros jóvenes sirvan cañitas en los países del norte. Queremos dignidad.

¿Han recibido ya alguna oferta de pacto para formar parte de alguno de los grandes grupos de la Eurocámara?

A mí me encantaría votar a Alexis Tsipras como presidente de la CE y formar parte del grupo de la izquierda europea.

¿Le parece útil que hayan surgido tantos partidos progresistas en un país en el que la izquierda tiene tendencia a fragmentarse?

Creo que es importante que trabajemos para encontrar espacios de confluencia. Mucho más importante que la unidad de la izquierda es la unidad popular. Mucha gente me para por la calle y me dice que no es de izquierdas como yo, pero que le parezco honrado, que tengo razón en las cosas que planteo y que me va a votar. En Podemos estamos consiguiendo tejer un hilo que vincular a mucha gente harta de la casta corrupta que nos está gobernando.

El poder no tiene miedo a la izquierda, sino al pueblo. La izquierda no tiene que ser una religión, sino un instrumento que sirva a la gente para mejorar sus condiciones de vida.

Estas elecciones se van a recordar como las del 'boom' de los partidos emergentes. ¿Estamos ante el fin del bipartidismo, o el sistema electoral no permitirá que estas formaciones tengan una presencia real en las instituciones?

Lo que todas las encuestas dicen es que el bipartidismo va registrar el peor resultado de toda la historia de las elecciones en este país. Como ocurre en Alemania, PP y PSOE son una coalición: lo hemos visto en Francia con Hollande, que hace el mismo tipo de políticas. La democracia no puede basarse en elegir entre lo mismo, sino en poder elegir otra cosa.

Si estos partidos son tan parecidos en sus decisiones estratégicas, hay que quitarlos de ahí. Además, tenemos que tener cargos públicos con otro estilo. Un eurodiputado cobra 8.000 euros públicos al mes. En Podemos hemos firmado un protocolo para cobrar tres salarios mínimos de 1.930 euros al mes. También renunciaremos a los planes de pensiones privados que ofrece el Parlamento Europeo y a viajar en 'business'. Tenemos que tener representantes que se parezcan más a la ciudadanía.

¿Cómo ve a Cañete y a Valenciano en esta campaña?

Aburridos y sin ideas, diciendo lo de siempre y representando a la gente que lleva decenios sin bajarse del coche oficial. Cuando yo tenía 4 años, el señor Arias Cañete ya ocupaba cargos públicos.

La señora Valenciano utilizará durante esta campaña un discurso muy de izquierdas, pero la gente que ha votado al PSOE sabe que los exministros y expresidentes del partido acaban, como todos, en consejos de Administración de las grandes empresas, como el señor Felipe González o Narcís Serra.

En parte, el partido ha tenido mucha visibilidad por sus curiosas campañas y su presencia constante en televisión… ¿Existe un Podemos más allá de Pablo Iglesias?

Claro que sí, y es fundamental trabajar en eso. Tenemos la desgracia de ser débiles y de no contar con financiación por no haber pedido créditos a los bancos responsables de la crisis. Tampoco tenemos amigos a los que entregan maletines llenos de billetes.

Pero una cosa que sí tenemos es a un tipo que va a las tertulias de los medios de comunicación y que se ha hecho muy conocido. A mí esto no me satisface mucho en lo personal, pero en términos políticos es útil para que se abran espacios de participación de la gente. Los protagonismos mediáticos pueden ser útiles, pero me gustaría también trabajar para que sean más plurales y yo pueda tener más vida a nivel personal.

¿Cree que la reciente acusación de plagio de un cartel o el hecho de que su logo haya sido tan criticado les ha perjudicado?

Yo creo que no, tenemos un logo precioso. Por lo visto sacamos un cartel que se parecía mucho a una cosa que se hizo primero en China y luego realizó otro artista. En cuanto lo supimos pedimos perdón inmediatamente. Que mi cara esté en la papeleta electoral no es algo que me haga gracia en lo personal, pero hay que compensar no disponer del dinero para tener cuñas en las radios o llenar las ciudades de vallas.

¿Y sus apariciones mediáticas, cree que han sido contraproducentes?

Al contrario: una de las razones por las que se conoce nuestra iniciativa es porque hemos aparecido en los medios de comunicación y yo he podido discutir con personas que hasta hace no mucho tiempo discutían entre ellas.

¿Qué ha heredado Podemos del movimiento 15M?

El movimiento 15M es una referencia que cambió la forma de hacer política en nuestro país. Nadie puede representar a los movimientos sociales, y menos al 15M, pero de ellos hemos aprendido muchísimo. El 15M sirvió para cambiar la agenda de este país y para demostrar que existe una mayoría social que, con el trabajo y con el esfuerzo, se podrá convertir en mayoría política y electoral.

"Me gustaría que los catalanes se quedaran con nosotros"

¿Está a favor del derecho a decidir en Cataluña?

Claro que sí. Yo soy español y me gustaría que los catalanes no se fueran de España. A mis amigos independentistas siempre les digo que me gustaría que se quedaran con nosotros y que construyéramos un modelo federal.

¿Pero quién soy yo para decir a los catalanes lo que tienen que hacer? Los demócratas primero tendrán que escuchar a la gente, y los catalanes, gallegos y vascos tendrán que decidir si quieren formar parte del Estado común. Si no, habrá que ver cuáles son las posibles formas de convivencia. Pero el derecho a decidir no puede ser sólo para las banderas: me gustaría que los ciudadanos también tuvieran derecho a decidir sobre cuestiones económicas fundamentales para asegurar nuestra soberanía.

¿Qué piensa de las subvenciones a partidos políticos y sindicatos? Por ahora, Podemos se ha financiado por medio del 'crowdfunding'…

A nosotros nos paga la gente, pero eso no significa que esté en contra de las subvenciones públicas. Si no existiesen, la actividad social sería un privilegio de los ricos. Me parece bien que los recursos públicos se puedan destinar a iniciativas sociales y ciudadanas; y que también haya controles al respecto para evitar que haya gente que se aproveche de ellos.

¿Es posible que una banca pública y nacionalizada sea solvente?

La que tenemos, desde luego, no ha sido solvente, ya que ha sido la responsable de un modelo de desarrollo fundamentado en burbujas inmobiliarias y en pelotazos financieros. El sector financiero no puede estar en manos de buitres que sólo quieren forrarse a costa de todo el mundo. Que los ciudadanos controlen las instituciones financieras a través de representantes no quiere decir que éstas se llenen de burócratas, sino de trabajadores públicos que estén al servicio de la gente.

¿Cómo sería la reforma fiscal de Podemos?

Consistiría básicamente en hacer caso a los técnicos de Hacienda y diseñar una reforma fiscal progresiva, que persiga la fuga de capitales y que haga que las grandes fortunas paguen impuestos, evitándose que se pueda tributar fuera de este país y se acabe con un 23% del fraude fiscal.

También se podría prohibir la circulación de billetes de 500 euros, un 70% de los cuales están en España, según un portavoz de Gestha. Claramente se trata de una manera de incentivar el delito y también el crimen, porque la gente normal no tiene billetes de 500 euros.

Fuente: lainformacion.com - Marta G. Coloma - 10/05/14