Pistas para no dejarse engañar por las sorprendentes cifras del paro

Mucha gente se ha sorprendido con las cifras del paro de diciembre. Ha disminuido en más de 107.000 personas. ¿Es bueno? ¿Es aparente? ¿Qué hay detrás que no sabemos?

Cuando se ofrecen estas estadísticas, hay que tomar en consideración las siguientes claves.

1. Desestacionalizar el paro. Vamos a ver, diciembre ¿es un mes normal? Los meses normales son aquellos en los que no hay situaciones especiales como fiestas, meses cortos como febrero, o vacaciones. Para comparar los meses de forma congruente, y comprobar las tendencias, hay que unificarlos. Diciembre es un mes especial porque se suelen contratar personas para las campañas de ventas comerciales. Y hay varios días inhábiles. Por eso, para analizar los datos de verdad se 'desestacionalizan'. Pues bien, una ves desestacionalizados, los datos del paro de diciembre ofrecen una disminución del paro en 57.000 personas, la mayor conocida de la serie histórica. Buen indicio.

2. La población activa. Se trata del número de personas entre 16 y 65 años que están trabajando o dispuestas a trabajar. La fluctuación de esta cifra produce espejismos. Por ejemplo, la población activa ha bajado en España en los últimos años. ¿Es que la gente no desea trabajar? No es eso: ocurre que muchos inmigrantes han vuelto a si tierra, cansados de no encontrar empleo en España. Además, mucha gente deja de buscar trabajo, se pone a estudiar o a vivir de las rentas. De modo que si se reduce la población activa, también bajará el número de personas registradas en busca de empleo. Por ahora, la población activa es baja en comparación con años anteriores. Mal indicio.

3. La afiliación a la Seguridad Social. Da igual si el paro sube o baja respecto a una cifra total, porque lo importante es si aumenta el número de afiliados que pagan sus cuotas a la Seguridad Social. Por decirlo claramente, es el signo de la salud verdadera. ¿Qué pasó en diciembre? Que los afiliados a la SS aumentaron hasta situarse en 16.357.640. Es la cifra más alta en un año. No está mal. En los tres últimos meses ha estado subiendo. Pero aún muy lejos de los 19.384.100 de mayo de 2008, al principio de la crisis. Es pronto para saber si se está recuperando.

4. La economía sumergida. ¿Cuánta gente está trabajando si darse de alta en la SS? ¿Cuánta gente está facturando más de lo que dice pero no lo refleja en ningún sitio? Al ser economía sumergida, no hay datos oficiales, pero sí estimaciones más o menos creíbles. La economía sumergida abarcaría entre el 20% y el 25% del PIB nada menos. Y con la crisis, ha aumentado, especialmente entre lso autónomos, que dejan de pagar su cuota a la SS y se dan de baja para obtener más ingresos en negro. Eso explicaría que, a pesar de que llegó a haber 6,2 millones de parados (EPA) y que las cifras aún son dramáticas, este país nunca ha dado la sensación de ser Grecia. 

5. Las mentiras en las encuestas. Las cifras de paro que se acaban de conocer corresponden al número de inscritos en el Sepe, el antiguo Inem. Es oficial. Pero hay personas inscritas en el paro, que desarollan una actividad económica sin confesarlo oficialmente. Otra cifra de paro que conocemos cada tres meses se recoge mediante encuestas que se realizan casa por casa, o telefónicamente. Esta última es el famoso paro EPA. Pero, ¿cuánta gente miente en esas encuestas? ¿Si usted estuviera trabajando en la economía sumergida lo diría a un encuestador? ¿Lo reconocería por teléfono sabiendo que sus datos se registran? Parece que no. Pero eso no quita dramatismo a un paro verdadero, que según algunos economistas, puede ser de una media del 15% de la población activa.

6. El drama de la gente joven. Esta es la peor cifra estadística de la situación. Más de la mitad de los jóvenes entre 16 y 25 años no encuentra empleo. Y los que lo encuentran, están mal pagados, estirando becas y prácticas, y haciendo más horas de lo establecido legalmente. Muchos están en su casa, o han vuelto con sus padres ante la imposibilidad de encontrar empleo. No hay muchos indicios de mejora.

7. La gente que trabaja por salarios muy bajos. Es la otra parte dramática de la realidad laboral. Muchos trabajadores están ganando cifras que rayan el umbral de la pobreza. Otros han visto cómo les disminuían su salario mes tras mes. Aunque mantienen su puesto de trabajo, no podemos decir que disfruten de una situación desahogada. Y parece que no va a mejorar a corto plazo.

8. Los contratos se comparan a un mes malo. Comparados con el mes de diciembre de 2012, el número de contratos de diciembre parece haberse disparado: un 21% más que en diciembre de 2012. Lo que ocurre es que en diciembre de 2012, millones de funcionarios no recibieron su paga extra. El consumo decayó. Y necesariamente, las tiendas contrataron menos personal porque no había dinero en las casas. Pero en diciembre de 2013 sí cobraron. Lo malo es que a lo largo de todo 2013, se firmaron un 20% de contratos menos que en 2012. Este es un mal dato. Y si hablamos de los contratos indefinidos a tiempo completo, el contrato que todos queremos, pues las cifras son bastante malas: un 18% menos que el año 2012 (ver gráfico).

En resumen, para saber si el empleo se está recuperando de verdad, habrá que esperar unos meses, cuando las series históricas demuestren que aumenta de forma estable la afiliación a la Seguridad Social y los contratos, cuando aumente la población activa, y sobre todo, cuando baje el porcentaje de jóvenes en paro.

Los indicios actuales son buenos. No óptimos. Un país que sufre una tasa de paro tan alta, no puede esperar a que esa inmensa masa de parados encuentre trabajo en poco tiempo.

Fuente: lainformacion.com - Carlos Salas - 03/01/14