EL PROYECTO HA LEVANTADO CONTROVERSIAS EN PERÚ
El futuro Museo de la Memoria echa a andar para exorcizar el pasado peruano
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Lima.- Perú inició esta misma semana su más serio acercamiento a la violencia de los años 80 y 90 con la entrega oficial del terreno donde una comisión presidida por Mario Vargas Llosa construirá el Museo de la Memoria, dedicado a las víctimas de la guerra interna en el país.
El acto, celebrado en un parque sobre los acantilados del distrito limeño de Miraflores donde se ubicará el museo -que aún no tiene un nombre oficial-, contó con la presencia del presidente peruano, Alan García, del escritor Vargas Llosa, y del ex secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuellar.
El museo estuvo envuelto en la polémica durante meses, pues el Gobierno en un primer momento rechazó el donativo alemán de dos millones de euros para su construcción por considerarlo no prioritario -con voces muy críticas desde sectores castrenses-, hasta que Vargas Llosa aceptó el encargo del presidente García de encabezar el proyecto.
Vargas Llosa consideró en su discurso que la ceremonia tuvo un "significado cívico y simbólico", ya que el Perú ha decidido "enfrentar su pasado doloroso" con un museo que se pretende sea "una institución viva".
El escritor rechazó, además, "una campaña impregnada de exageraciones y mentiras que ha hecho creer" que se buscará disculpar los actos de Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) o atacar a los militares.
"Nada de eso es cierto, es falso de toda falsedad; por el contrario, el lugar de la memoria servirá para mostrar con rigor y elocuencia la responsabilidad mayor de Sendero Luminoso", enfatizó.
Según la que Vargas Llosa calificó de "muy seria e injustamente criticada investigación" de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, la violencia de aquellos años causó 69.280 muertos, la mitad atribuida a Sendero y un tercio a "agentes del Estado".
El escritor dijo que el museo será "de todos los peruanos sin excepción" y que buscará entender las causas de la violencia para "corregirlas e impedir que se repitan en los años venideros".
Vargas Llosa agradeció la "generosa iniciativa" del Gobierno de Alemania y también la actitud del presidente García por finalmente rectificar una primera negativa y haber aceptado la obra en un "acto de coraje profundamente democrático".
García señaló, por su parte, que este ha sido "un momento importante de reflexión, pero al mismo tiempo de comienzo y relanzamiento" de la cultura democrática en el Perú.
"Lo que queremos es lograr que la violencia quede atrás", afirmó el presidente, para luego decir que tuvo "todo el propósito de apoyar este trabajo" cuando supo que un "intelectual de ribete mundial" como Vargas Llosa iba a estar "al frente de esta arriesgada misión".
García, quien fue presidente peruano por primera vez entre 1985 y 1990, admitió que durante la guerra interna se cometieron "excesos, errores y abusos", lo mismo que había expresado Vargas Llosa.
"El mensaje de esta casa tiene que ser un mensaje específico contra toda forma de violencia", enfatizó.
Pérez de Cuellar pidió, por su parte, a los peruanos que hagan de este museo "un símbolo" y advirtió que si no se llega "a una confraternidad universal no solamente de los pueblos, sino de todos y cada uno de los seres humanos" se van a tener que construir "muchos museos como este".
Durante la ceremonia también dio su testimonio la joven Vanessa Quiroga, quien a los 5 años perdió una pierna en un sangriento atentado cometido en 1992 por Sendero Luminoso en la calle Tarata, del distrito de Miraflores, un ataque simbólico porque trajo el terrorismo al corazón de la capital peruana.
"En Perú hubo terrorismo, pero podemos luchar y seguir luchando contra eso" remarcó la joven tras hacer un emocionante recuento de los pormenores del atentado que puso un nudo en la garganta a muchos asistentes.
Quiroga agradeció el apoyo que siempre recibió de su madre, una humilde vendedora ambulante, y de autoridades de Miraflores como el ya fallecido ex alcalde Alberto Andrade y el actual burgomaestre Manuel Masías.
"Las limitaciones solo están en la mente de los que sin luchar deciden rendirse (...) ojalá que nunca más se repita esta hora trágica de nuestra historia", remarcó emocionada la joven.
El futuro museo de la memoria no tiene de momento más que un terreno donde asentarse y dos millones de euros para su funcionamiento, pero aún no se ha convocado un concurso público para su construcción.