LA PASION DE LOS ARGENTINOS POR EL TANGO
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Los coleccionistas son los verdaderos héroes de esta proeza |
Una asociación civil argentina recupera más de 100.000 "joyas" de tango perdidas
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Buenos Aires.- Más de 100.000 "joyas" del tango grabadas en vinilo y pasta fueron recuperadas por la asociación sin fines de lucro TangoVía, gracias a la ayuda de coleccionistas fanáticos que ayudan a preservar la historia de ese género musical.
"Los coleccionistas son los héroes de esta historia. Quienes tienen los discos ya son muy mayores, de entre 80 y 90 años, por lo que si no se lleva a cabo de la forma más rápida posible, todo este material se va a perder para siempre", destacó Ignacio Varchausky.
TangoVía fue creada en 2002 por el contrabajista argentino Ignacio Varchausky, fundador de la orquesta "El Arranque", con el fin de preservar y divulgar el tango por todo el mundo.
"Queremos presentar el tango como un arte elaborado, refinado y original: que la gente se entere de que es la esencia de Argentina, que es un patrimonio cultural", explicó Varchausky a Efe.
La asociación abarca además otros proyectos como la orquesta escuela de tango "Emilio Balcarce", que une generaciones de jóvenes con viejos maestros, la producción de discos y la organización de festivales en el extranjero.
El proyecto principal es la digitalización de más de 100.000 tangos que han sido recuperados de grabaciones originales en vinilo o pasta realizadas entre 1902 y 1995, explicó.
Hasta ahora, TangoVía lleva digitalizadas casi 10.000 de esas grabaciones "al más alto nivel tecnológico", apuntó Varchausky.
"Los coleccionistas son los héroes de esta historia. Quienes tienen los discos ya son muy mayores, de entre 80 y 90 años, por lo que si no se lleva a cabo de la forma más rápida posible, todo este material se va a perder para siempre", destacó.
TangoVía cuenta además con el apoyo de la Alianza Francesa de Buenos Aires, la Biblioteca Nacional, donaciones de "tangueros de distintas partes del mundo", y "desde hace poco" con la ayuda del Estado argentino, pero no ha logrado la financiación suficiente.
Para Varchausky, en Argentina "no hay concepto de filantropía", por lo que el proyecto ha conseguido más ayuda del exterior que del propio país.
"Sin el respaldo económico no podremos garantizar el preservar la historia del tango", advirtió.
Completar el proyecto supone una inversión de unos 200.000 dólares por año a lo largo de un lustro, "menos de lo que cuesta una mala película de ficción argentina: es ridículamente barato", puntualizó con una sonrisa.
TangoVía ha rescatado discografías completas de máximos exponentes del tango como Horacio Salgán, Ignacio Corsini, Astor Piazzolla y Carlos Lisardi, discografías que pueden consultarse en una base de datos con múltiples criterios de búsqueda.
"Hemos recuperado material inédito, tenemos más de cien temas no publicados de Aníbal Troilo tocando en el año 1956 con Roberto Grela en Montevideo, donde Troilo canta también", señaló.
"También hay más de 200 temas de Ignacio Corsini que no se habían publicado hasta ahora", enfatizó el director de TangoVía.
El material más preciado por Varchausky es una grabación de Salgán "tocando el piano solo, en 1955 y 1956" lo que a su juicio constituye "un material de ciencia ficción" rescatado "gracias a un coleccionista", porque el pianista siempre actuaba en una orquesta o en quinteto.
"El tango en nuestro país está mal divulgado, no hay una correcta apreciación de lo que significa y se ponen esfuerzos en lugares triviales", argumentó.
Argentina "es un país con un concepto de memoria y justicia borroso", insistió.
Aparte de todo el material sonoro, se han recuperado también revistas, publicaciones de todo tipo, partituras y material audiovisual que complementan y dan una perspectiva más amplia de todo lo que envuelve el "mundo tanguero".
"El tango es arte en movimiento, un acontecimiento vivo que no se tiene que quedar en una cosa de suramericanos que no se creen tales" afirmó Varchausky.
Buenos Aires y Montevideo han cultivado el tango desde las últimas décadas del siglo XIX, un compás de "dos por cuatro" que se interpreta mediante orquesta, quinteto o sexteto y que tiene al bandoneón como instrumento predominante.