El conflicto sirio centró la reunión mantenida en Riad por Ban y el ministro saudí de Asuntos Exteriores, Saud al Faisal, quienes en una rueda de prensa conjunta denunciaron la continuación de la violencia en Siria.
Ban apuntó que "hay que terminar ya con la violencia en Siria" y calificó la situación de "difícil", pese a los esfuerzos de la comunidad internacional por buscar una solución.
Para el secretario general de la ONU, ahora solo se está intentando poner en marcha el alto el fuego y es necesario aplicar ya el resto de puntos del plan de paz, que estipula la liberación de los detenidos políticos y el inicio de un diálogo entre la oposición y el régimen, entre otros.
Por su parte, Al Faisal aseguró que el régimen sirio dio el visto bueno al plan, pero en vez de aplicarlo ha estado "manipulando e intentando ganar tiempo", por lo que descartó que este vaya a alcanzar ningún acuerdo para solucionar la crisis.
El ministro saudí criticó también que al régimen sirio "le lleguen armas de todas partes", mientras aseguró que la oposición siria no está armada, en alusión a las denuncias de Damasco, que acusa a Riad de apoyar a los rebeldes.
Pese al aumento de la tensión en la zona, Al Faisal rechazó una injerencia militar árabe en Siria porque, a su juicio, los "países capaces de llevarla a cabo sufren problemas internos".
El responsable saudí dijo también que el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, intenta convertir el conflicto en una lucha sectaria.
Por otra parte, Ban mantuvo una reunión en la ciudad saudí de Yeda con el secretario general de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI), Ekmeledin Ehsanoglu, durante la que trataron la situación en Líbano y Siria, e instaron a la aplicación del plan de Annan.
Al Asad destacó hoy en un discurso ante el Parlamento que Siria afronta una "verdadera guerra" y pidió distinguir entre la política y el terrorismo para solucionar la crisis que sufre el país.
La revuelta contra el régimen de Al Asad, que comenzó en marzo de 2011 y ha degenerado en un conflicto armado, ha causado, según la ONU, más de 10.000 muertos, 230.000 desplazados internos y 60.000 refugiados en países limítrofes.
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