Francisco Sáenz de Oiza (1918 – 2000) hizo un cubo rojizo –que va perdiendo su color- para albergar la escultura de Oteiza. Desechó el acero cortén para no competir con uno de los materiales más utilizados por el escultor, y dejó pasar la luz mínima y necesaria para no interrumpir el discurso artístico de Oteiza en el espectador, que hace el recorrido por el edificio. El arquitecto respetó los orificios del encofrado en las parede,s lo que le añade una naturalidad constructiva a los muros. Sáenz de Oiza es uno de los arquitectos más señalados del siglo XX en España. Es autor entre otros muchos edificios, del de Torres Blancas en Madrid.
La búsqueda de la esencialidad y el despojo de la materia y la forma fueron los objetivos de la creatividad plástica de Jorge Oteiza, lo que le llevó a la denominada “caja vacía”, a las cajas místicas y a dejar de trabajar en los años 50 para dedicarse por entero al pensamiento y la reflexión teórica sobre el arte, la escultura y sus orígenes. Oteiza no quiso volver a exponer en galerías y museos por lo que su figura y su obra entraron en una suerte de mito dentro del circuito del arte.
UN REFUGIO Y UN TALLER DESDE 1975
Miembros del Grupo por Arte y Cultura, con Mayte Spínola a la cabeza visitaron el Museo de Oteiza y fueron recibidos por su director Gregorio Díaz Ereño que explicó a los asistentes lo que vale y aporta el trabajo escultórico de Jorge Oteiza, así como el testimonio permanente del museo, que alberga unos depósitos visitables con más de dos mil quinientas piezas en el denominado “laboratorio de tizas”, de ideas, de las que tan solo 800 están expuestas en el museo.
Jorge Oteiza y su esposa Itziar Carreño llegaron a una casa abandonada de Alzuza en 1975 y en ella hizo el artista su refugio y taller de trabajo. La fama fundamentada y aumentada del mal carácter de Oteiza, llevaron la creación de la Fundación y el Museo por distintos avatares, si bien el resultado final es admirable. La Fundación La Caixa en Madrid consiguió hacer una exposición antológica de la obra de Oteiza en Madrid durante los años 80, que constituyó una rareza y un éxito inusitado.
Además de sus 1.650 esculturas y las 2.000 del laboratorio de ideas, el museo alberga dibujos germinales, manuscritos, maquetas y la biblioteca personal de Oteiza, un conjunto de gran valor para los interesados e investigadores de la escultura y en especial de la mística creadora del escultor vasco. El museo recibe treinta mil visitantes al año.
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Más información: http://www.museooteiza.org/