La Influencia De La Mente En La Salud

Pues, de todos es conocido el alto porcentaje de enfermos somáticos, que pueblan las consultas médicas y los hospitales en busca de solu

ción de sus males físicos, cuya raíz está en la mente y que trastornan, deterioran y entristecen sus vidas hasta situaciones graves. Es archisabido que uno de los mayores bienes de que puede disfrutar la criatura humana en este mundo es poseer buena salud. Con ella se puede conseguir todo, sin ella no se tiene nada.

La salud significa todo lo óptimo y positivo que podemos imaginar para nosotros como el bienestar físico, el buen humor, la alegría, la felicidad, la capacidad de acción y un montón de posibilidades a realizar. Hay que reconocer que el cuerpo humano es una admirable y perfecta máquina, muy compleja y complicada, que, cuándo goza de completa salud se desarrolla en las mejores condiciones y es   caudal de gozo y placer. Pero, cuando enferma sufre una serie de trastornos y deterioros que merman o anulan sus facultades, al mismo tiempo que siente dolor. Hasta el momento actual la Medicina ha obtenido grandes avances. Sin embargo, siguen siendo muy preocupantes las llamadas enfermedades somáticas de no fácil curación y cada vea más extendidas, como por ejemplo las conocidas depresiones, particularmente en las naciones más adelantadas y prósperas. Son las producidas por la acción destructiva de la mente, que tanta importancia tiene en la vida de la persona para bien o para mal.

La existencia moderna, especialmente en las grandes ciudades, origina muchas tensiones, preocupaciones, temores y abundante estrés. Y cuando no se combaten debidamente las ideas perturbadoras y negativas, que se van acumulando a diario, y que, a veces, llegan a dominar nuestro cerebro, digamos más correctamente pensamiento, invadiéndole de obsesiones, ansiedad, angustia vital... sufrimiento mental en definitiva, que termina por provocar estados de enfermedad en nuestro cuerpo, alterando y dañando seriamente sus funciones y normal desenvolvimiento.

Empiezan por desequilibrios psicológicos, emocionales, nerviosos, psíquicos... y, posteriormente, llegan a afectar a otros órganos y sistemas, ocasionando graves trastornos y cambios de conducta. Hoy los psicólogos y los psiquiatras, como decía antes, tienen las consultas llenas de enfermos "imaginarios", aquejados de un sin fin de conflictos mentales, que producen toda clase de inquietudes y molestias. Y que muchas veces no se pueden curar con pastillas. Sino con cambiar de forma de pensar. La mayoría de estos "enfermos", por no decir todos, encuentran gran alivio y hasta la curación, en la vida espiritual y sus inmensas posibilidades para el alma. No olvidemos que Dios es la infinita fuente de todo alivio, consuelo, esperanza y felicidad.

Cómo exclama el salmista en medio de sus calamidades, penurias y adversidades: "OH, Señor, tu diestra me sostiene, ayuda y protege. Soy feliz a la sombra de tus alas. No me dejes".