Eternamente jóvenes

El mensaje está muy claro, hay más vida después de los sesenta. Esto me recuerda a mi mentalidad de adolescente, cuando veía a mi madre, mis tías y las amigas de mi madre vestidas con sus falditas por rodillas, sus chaquetas, tacones y perlas y pensaba: “¡Dios mío, ¿y yo me tendré que vestir así de mayor, abandonar mis amados vaqueros y manoletinas? ¡Ni hablar del peluquín!”. Claro está, que mí añorada progenitora y sus amigas y familiares se vestían de acuerdo a los cánones de la moda femenina de los años 60: faldas, chaquetas y tacones; sin caer en la cuenta de que yo me vestiría de acuerdo a los criterios de la moda de los 80 modernizados. Es decir jeggins (pantalones vaqueros ajustados, tipo mallas), camisetas o blusas cómodas y manoletinas. Casi como en mi adolescencia.

Lo cierto que no es cosa ya de unos pocos elegidos, la gran mayoría de personas que sobrepasamos los 45 y no llegamos a los 65 no aparentamos ni de casualidad nuestra edad. E incluso de más edad también por aquello del peinado, los tintes y la ropa, más las cremitas. Es más, cuando veo a mis vecinos de más edad, la gran actividad que despliegan, me dan una envidia y unos ánimos tremendos. Porqué, desengañémonos, aquí vamos todos a vejetes. Y si lo hacemos en las mejores condiciones tanto físicas como mentales, miel sobre hojuelas, tú. Y aquí estoy yo, con cincuenta años, que no paro ni un minuto. La última, ha sido ofrecerme como voluntaria social en una determinada ONG. Y de paso sirvo de ejemplo a mis veinteañeros sobrinos, que si ven que su cincuentona tía que tiene ganas, voluntad, y energía para esto y más, ellos que son unos chavalines aún más si cabe.

Que la vida no se detiene, en una determinada cifra en el calendario o del DNI, de cada cual. No. Que mientras hayan ganitas y fuerzas, pues adelante, que la patria es nuestra, chavales. Que se terminó aquello de que los viejos no servimos para nada. Pero, ¿quién dijo que a los 55 eres un viejo? Ni tan siquiera ese eufemismo tan mono de persona mayor. Que hoy la juventud se alarga hasta casi los 75. Y dentro de diez años, ya ni te digo. Pues eso, eternamente jóvenes como cantaban los Aphaville en nuestra época: permitámonos ser jóvenes para siempre…