Descansando el alma (y II)

Es allí entre los ocho chopos gigantescos junto a los dos estanques cuadrangulares donde suelo sentarme a fumarme un Guajiro y a meditar, generalmente con algún amigo y últimamente solo pues la exigencia del alma va siendo irrefrenable e imperiosa. Una voz interior que me ordena llegar hasta ese lugar y detenerme de una vez por todas.

¿Y qué es el alma, me preguntarán alguno de ustedes o más bien qué entiende un pobre escritor sexagenario por ello?. Pues el alma es algo profundo y muy intenso que de vez en cuando me llama y me recuerda su primogenitura, me viene a decir: “Germán, mira, estoy aquí, soy yo, esto eres tú, y estoy aquí aún en este mundo incomparable y hermoso y soy desde que eras niño y enfermo y muy querido de toda aquella gente que nos está esperando en un lugar que yo solo conozco, pues yo no soy el cuerpo pero estoy obligada a estar junto a él, como prisionera entre barrotes, pero debes de saberlo, lo sabes desde niño que yo no soy tu cuerpo, tu cuerpo tan enfermo o tan sano, tan lleno de anhelos elevados y de necesidades y de pasiones a veces miserables, miserables porque él es así, pero tú sabes que yo no soy así, que no soy tu pobre cuerpo envejecido y torpe, yo formo parte de tu creatividad esa que te ha dado tantas alegrías y estoy contigo cuando sueñas y cuando amas a los demás y te sientes amado, cuando recuerdas, también cuando te referías hace ya muchos años al “hábitat espiritual”, ese arcano interior muy profundo donde nadie jamás debe osar penetrar ni tocar, pues es la médula de tu yo de donde salen todas tus fantasías; soy también el lugar donde ciertos momentos has llegado a sentir la proximidad, la inmediatez de aquellos que se marcharon y que sin embargo permanecen muy cercanos a ti; soy la que necesita el silencio, la soledad más pura y absoluta para sobrevivir, lo que ahora estás haciendo aquí contemplando con el mayor respeto, en el mayor silencio esas cruz gigantesca que se yergue hacia el cielo y que te intenta mostrar lo más importante que hay en España y que debe de configurar tu vida y la de todos los demás”.

Así me habla el alma mientras fumo el Guajiro ese placer barato que nos han querido arrebatar a los españoles quizá para salvarnos la vida a medio plazo sin pensar en sus consecuencias más inmediatas que pudieran también ser darnos un poco la muerte o dejarnos un poco un mundo de muertos en vida, en esta vida, no en la eterna claro, donde no será necesario fumarse Guajiros.

“Cuerpos y almas”, título contundente de aquellas novelas publicadas o mejor leídas en los años sesenta del siglo ya pasado, donde en un ambiente médico se daba la importancia que tienen que tener el cuerpo y el alma.

El cuerpo sobre todo cuando se es joven y se siente el apetito sexual en todo su esplendor que tiene como objetivo fundir y hacer entrar en contacto las almas diferentes en ese cortocircuito que viene a ser el orgasmo, fusión nuclear del mayor reactor inventado jamás ya que de esa fisión nacen nuevas vidas humanas, seres dotados de alma y de cuerpo y que muy posiblemente se verán en la tesitura - si se les da el tiempo debido -, en la necesidad de retirarse de la vorágine de los negocios de este mundo, de la política dichosa, e incluso de la mujer y de los hijos pues ha llegado un momento en el que ya no necesitas ni del psiquiatra ni del confesor pues sabes mucho más que ellos de ti mismo y por tanto sabes lo que da de sí y sabes que no puede dar más, y que puedes hablar directamente con Dios sin ningún intermediario y tomarte los potingues sin necesidad de galeno alguno. Es un momento, amigos lectores muy bonito, el que te da la edad, una especie de plenitud visual o de sabiduría general cuando el cuerpo está hecho polvo y hecho trizas y sin embargo ves a las chicas jóvenes con esos cuerpos impresionantes mientas tú encorvado con un bastón, frágil como una pavesa que el más suave de los vientos te puede enviar directo al cementerio, pero cuando sabes también sobre todo en lugares como éste contemplando la enorme cruz por detrás, adivinando más que viendo las estatuas de Juan de Ávalos y los vivos y los muertos y los cuerpos y las almas que sobrevuelan y van y vienen entre esos pinares cuyo intenso aroma, cuya suave luz se mezcla al aroma del Guajiro y ves por última vez lo hermoso que es este planeta y sobre todo las obras de los hombres cuando han acertado a hacerlas bien, definitivamente bien.

Por fin, después de echar una mirada postrera en derredor como aquel Cinerama, y de apagar la colilla del puro siempre encuentras bajando por la carretera zigzagueante algún turista despistado al que invitas a subir en tu coche y llevarle hasta Madrid en la vana creencia de que les estás haciendo un favor, cuando en realidad son ellos los que te lo hacen a ti pues te sirven para recordar que no estás solo en este mundo, que hay mucha gente buena que te rodea y también con la idea peregrina de llegar hasta este Valle inverosímil donde muy certeramente también ellos descansarán el alma como lo estás haciendo tú.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)