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Las precuelas que superan a Yellowstone: 1883 y 1923
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Las precuelas que superan a Yellowstone: 1883 y 1923

  • Dos jóvenes actrices dominan la pantalla

Por Ignacio Vasallo
jueves 15 de mayo de 2025, 03:15h
14MAY25 – MADRID.- Yellowstone es uno de los mayores éxitos televisivos de los últimos años. La serie creada por Taylor Sheridan y emitida en España en Sky, ha convertido el rancho de los Dutton en un símbolo de poder, tradición y conflicto. Pero dos precuelas, 1883 y 1923, han ido más allá. No sólo han ampliado el universo narrativo, también han elevado el nivel dramático y visual. Y en ambas destaca el trabajo de dos bellas actrices jóvenes que marcan el ritmo de sus respectivas historias: Isabel May en 1883 y Julia Schlaepfer en 1923.

1883: una odisea narrada por una joven

1883 se centra en el viaje al oeste de los primeros Dutton desde Texas, para buscar un lugar donde establecerse. Es una historia de migración, pérdida, violencia y descubrimiento.

La clave de 1883 está en la narradora: Elsa Dutton, interpretada por Isabel May. Es la hija adolescente de James y Margaret Dutton que a lo largo del viaje se convierte en una mujer libre. La serie está contada desde su punto de vista. Su voz en off estructura el relato.

Elsa no es sólo una observadora. Es una joven que experimenta el amor, el duelo, el miedo y la libertad. El espectador avanza con ella. Su forma de mirar el mundo marca el tono de la historia.

Isabel May, logra una interpretación que sostiene toda la serie. Su presencia es constante. Narra, actúa y da profundidad a cada escena. En un entorno dominado por adultos, Elsa emerge como la figura más viva. Su juventud no es un obstáculo. En muchas escenas, incluso cuando no habla, la cámara se queda con ella.

1883 muestra la formación del mito americano desde dentro. No como una epopeya heroica, sino como una experiencia brutal, desorganizada, llena de decisiones difíciles. Elsa representa esa contradicción: quiere vivir intensamente, pero su entorno intenta impedirlo Su final resume el sentido de toda la serie. El lugar donde descansa se convierte en el futuro hogar de los Dutton. Ella no llega a vivir el sueño. Ella lo funda.

1923: la lucha entre el viejo y el nuevo mundo

La segunda precuela, 1923, da un salto de 40 años. La familia Dutton ya está asentada en Montana. La violencia ya no es la de la frontera, sino la del poder. La serie retrata los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, con un mundo rural en transformación:la llegada del capitalismo moderno, los conflictos de clase, la modernización forzada.

Aquí el protagonismo está más repartido. Harrison Ford y Helen Mirren encarnan a Jacob y Cara Dutton, los jefes del clan. Luchan por mantener el control del rancho frente a propietarios de minas y promotores inmobiliarios. Pero hay una línea argumental paralela que rompe el esquema y se impone en intensidad: la historia de Alexandra, una joven aristócrata inglesa que abandona su vida para seguir a Spencer Dutton, el sobrino de Jacob, cazador en África.

La decisión de Alexandra, interpretada por Julia Schlaepfer, de dejarlo todo para seguir a un hombre a quien apenas conoce no responde al esquema clásico: ella toma la iniciativa. Dirige su destino. En cada episodio, Alexandra va ganando presencia.

La química entre Julia Schlaepfer y Brandon Sklenar (Spencer) es clave, pero más allá de eso, Schlaepfer consigue dotar a Alexandra de una identidad clara. Su personaje es culto, observador, valiente. No idealiza el amor ni la aventura. En sus diálogos hay una mezcla de ironía, deseo y lucidez. Cuando ella y Spencer intentan regresar a Montana, su travesía se convierte en un eje narrativo independiente. Es un relato de supervivencia.

Al igual que Elsa en 1883, Alexandra en 1923 representa una ruptura generacional. Es una mujer que no acepta el rol que le han asignado. Tiene objetivos, criterio y una voluntad firme. El modo en que enfrenta los desafíos, desde tormentas hasta persecuciones, está cargado de lógica narrativa. No actúa por impulso, sino por decisión. Eso hace que el espectador se enganche a su camino.

Julia Schlaepfer demuestra aquí una capacidad de matizar cada escena. Incluso en medio de una serie con grandes nombres, su interpretación destaca. Es el alma de 1923, aunque su historia esté separada de la del resto de los Dutton.

1883 y 1923 no son simples complementos de Yellowstone. Son piezas narrativas completas. Cada una tiene su estilo, su ritmo, su mirada. Y ambas destacan por lo mismo: colocan a una joven mujer en el centro del relato como sujeto activo y decisivo de la historia.

Isabel May y Julia Schlaepfer sostienen la narrativa. Sin Elsa no hay 1883. Sin Alexandra, 1923 sería otra serie. Introducen sensibilidad, inteligencia, contradicción. Ambas muestran que el western, o la épica familiar, no tiene por qué girar sólo en torno al hombre fuerte y silencioso.

En este sentido, 1883 y 1923 están por encima de Yellowstone. Mientras la serie original se apoya en la figura autoritaria de John Dutton (Kevin Costner), con una estructura clásica de conflictos de poder y venganza, las precuelas se atreven a explorar el proceso anterior: la creación del mito. Y en esa creación, las voces femeninas resultan fundamentales.

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