Se jubila el cardenal cubano del cambio

El Papa Francisco comunicó ayer que aceptó la renuncia de Ortega como arzobispo, tras superar los 75 años, tal como establece el Código de Derecho Canónico. Ortega cumplirá 80 años en octubre. En su reemplazo el Pontífice nombró como nuevo arzobispo de San Cristóbal de La Habana a quien era hasta ahora el arzobispo de Camagüey Juan de la Caridad García Rodríguez, de 69 años.

Fuentes religiosas en Cuba citadas por la agencia italiana Ansa consideran a Ortega, más que un colaborador del proceso de deshielo, como un protagonista del proceso anunciado por Raúl Castro y Barack Obama en diciembre de 2014 de “normalización de relaciones” entre Cuba y Estados Unidos, en el cual el Papa Francisco jugó un papel de mediador.

Ortega comenzó un progresivo proceso de acercamiento hacia el gobierno cubano que coincidió con el alejamiento de Fidel Castro del poder en 2006 (aquejado por una grave enfermedad intestinal) y la disposición de su hermano Raúl de hacer reformas y buscar el entendimiento con Washington. Así, el arzobispo de La Habana, y otros obispos, posibilitó en 2010 la liberación de medio centenar de disidentes, algunos de los cuales partieron al exilio a España.

Además, según algunas fuentes, fue el cardenal cubano quien actuó de mensajero y mediador con Estados Unidos, incluso años antes de que el diálogo entre ambos países, aun secreto, se concretara. Con ese objetivo viajó no pocas veces hasta Washington. Según el libro Diplomacia encubierta con Cuba, de Peter Kornbluh y William Leogrande, en agosto de 2014, el Papa le entregó dos cartas a Ortega para que las hiciera llegar personalmente a Raúl Castro y a Obama. De esta manera, en completo secreto, el cardenal cubano le pasó la carta al Presidente estadounidense en un patio cercano a la Rosaleda de la Casa Blanca.

Ortega, que nació en la provincia cubana de Matanzas en 1936, fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 1964. Eran los peores años para la iglesia tras el triunfo de la Revolución Cubana, cuando los sacerdotes y religiosos extranjeros fueron expulsados del país y muchos otros perseguidos.

En junio de 1979 recibió la categoría de arzobispo, en 1981 fue nombrado arzobispo de La Habana, y fue creado cardenal el 26 de noviembre de 1994 -hasta ahora el único cubano en lograr esa distinción. Un año antes Ortega, junto al entonces arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Claro Meurice Estiu y el resto de los obispos de Cuba publicaron una Carta Pastoral titulada “El Amor todo lo espera”. El texto fue duramente cuestionado por el régimen de Fidel Castro, pero que según historiadores religiosos marcó un hito, ya que a partir de entonces comenzaron a mejorar las relaciones. En eso influyó la histórica visita de Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998.

Ortega fue presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en tres períodos consecutivos (1988-1998), y nuevamente de 2001 a 2004. El cardenal Ortega no sólo participó en la organización de la visita de Juan Pablo II, sino también en la de Benedicto XVI en 2012, y en la de Francisco, en 2015. Con el actual Papa, Ortega ha tenido una relación muy cercana.

En los últimos años, especialmente tras el “deshielo” entre Washington y La Habana, el cardenal Ortega se convirtió en una voz relevante de la escena cubana, al punto que ha sido visitado con frecuencia por Presidentes y personalidades que viajaron a La Habana, el más reciente de ellos, Barack Obama.