Su origen procede de la raza autóctona galaica ‘galiña de Mos’, y sus cualidades culinarias le han hecho merecedor de integrar la Red Europea de Patrimonio Gastronómico. Pero no solo en Vila de Cruces ofician los reputadísimos criadores de gallos…
Hoy les hablaré de un singular Rias Baixas, monovarietal de Albariño de la Subzona del Ulla, de nombre Sin Palabras de Castrovaldes, que a decir verdad hace honor a su nombre. Es un vino que cuenta con galardones, dentro y fuera de nuestras fronteras, con el reconocimiento de altas puntuaciones en catas profesionales; hasta el extremo de ser seleccionado por British Airways para su Club World Class. Lo elabora Adegas Castrobrey que tiene su bodega en Camanzo, parroquia de Vila de Cruces. Sus 12 ha de viñedo plantados sobre subsuelo granítico, están situadas en un ‘valle térmico’, ribereño al río Ulla. Los suelos son inmejorables para la práctica de la auténtica viticultura del granito. El laboreo y abono de las viñas, se hace de la manera más ecológica posible, utilizando los restos orgánicos procedentes de la limpieza de su cercano monte, y aprovechando los deshechos y subproductos del proceso de elaboración de sus vinos, como son el raspón, y el bagazo restante de la destilación del orujo (que también comercializa Castrobrey).
La vendimia se realiza manualmente, controlando el grado de maduración óptima del fruto, procesándose en las siguientes ocho horas a la recolección, para que no se produzcan fermentaciones indeseadas. Una parte de la extensa Familia Castrobrey, está involucrada en distintos cometidos del complejo negocio de su vino. El viñedo corre a cargo de Isabel Becerra, que con su gente, controla la fundamental tarea de cuidado del viñedo, y es tía-abuela de Ana Amosa responsable de exportación y eficientísima relaciones públicas. El enólogo Marcos Lojo y sus ayudantes, tienen año a año la responsabilidad de conseguir un estilo de marca, y dotar de una personalidad a los vinos de la adega de Camanzo.
Castrobrey apuesta por la investigación diferencial, y la calidad de sus elaboraciones combinando la producción artesanal, y las técnicas enológicas más avanzadas en extracción de aromas, como es el proceso de criómaceración prefermentativa, que consiste en enfriar los mostos a 8 grados centígrados (algunas bodegas lo enfrían con nieve carbónica, Castrobrey lo hace con las camisas de frío que incorporan los modernos depósitos de acero inoxidable). Esta moderna técnica para la elaboración de blancos, tiene como finalidad extraer una mayor cantidad de sustancias aromáticas contenidas en el hollejo de la uva, sin que el mosto adquiera sabores y olores indeseables. Posteriormente, se procede a la fermentación controlada del mosto. Una vez estabilizado el vino, permanece en los depósitos de acero, hasta que su evolución aconseja el embotellado. Este proceso tardío de embotellado hace de Sin Palabras un vino singular, con una gran complejidad aromática que le aporta equilibrio y largura en el paso de boca. Resulta un vino goloso y amplio, con buena armonía acidez-fruta, distinto a otros Rias Baixas.
El Grupo Castrobrey también elabora Valdourado (vino sin contraetiqueta de la D.O Rias Baixas), en en una nueva bodega en O´Parral. Es un coupage de seis castas: Albariño, Trexadura, Torrontés, Godello, Caiño Blanco y Verdejo, procedentes del viñedo plantado en la finca que da nombre a la bodega. El marketing de la casa, quizás buscando un reclamo sonoro, lo califica - algo pretenciosamente en mi opinión -, como “vino de autor”. (Este titulo, lo reservo para su hermano mayor Sin Palabras). Sin embargo, el joven todofruta Valdourado, es un blanco honesto con buena relación calidad precio, muy fácil de beber. Encuentras aromas de fruta blanca por doquier, y un simpático punto de carbónico, que equilibra una elegante acidez con su final ligeramente amargoso. En definitiva, un vino fresco y sin complicaciones, ideal para chateo… y para los que se inician en este apasionante mundo del gusto por el vino.