CIUDAD DEL ESTE: Fumatas de arguiles y coimas a periodistas

El arguile, por explicarlo de una manera llana, es el cigarro de los árabes. O mejor, de los hombres de Medio Oriente. Es una suerte de cigarro colectivo que, como muchos saben, lo comparten los hombres a la hora del ocio, café de por medio. El arguile llegó con los primeros inmigrantes árabes a Ciudad del Este, esta meca comercial explotada por sirios, libaneses, turcos, egipcios, irakíes, iraníes que, de a poco, van creando la costumbre de impregnar de sus aromados humos los sitios por donde se reúnen. Algunos paraguayos, por tanto, estamos tentados de comprar de sus tiendas sus coloridos botellones para hacer igual que ellos.

Los empresarios de Medio Oriente son partes activas de Ciudad del Este, sobre todo para la prensa, no tanto por la religión profesada (son musulmanes), ni por sus supuestas vinculaciones con grupos guerrilleros ni por sus arguiles. No, lo son porque manejan sumas importantes de dinero y algunos grupos mafiosos de la comunicación tienen por distracción, digámosle así, extorsionar a estos empresarios con fines de sacarles buen dinero.

Un libro publicado por nosotros en el 2005 resume todo cuanto hemos denunciado sobre el equivocado manejo de la prensa en Ciudad del Este y el perjuicio acarreado por esas mafias al prestigio de la prensa en general.

Ese libro volvió en estos días a Ciudad del Este y viene siendo promocionado con carteles de tejido que aquí, en Paraguay, son conocidos con el nombre de "pasacalles". Se anuncia la segunda edición de la obra "Faceta oculta de un acusador" en el cual se concentran los hechos protagonizados por el corresponsal en Ciudad del Este de un diario asunceno y cuyo nombre es Héctor Ignacio Guerín Gómez.

El recurso del periodista denunciado es sencillo: manda emisarios a, por ejemplo, un comerciante árabe, diciéndole que tiene en manos unos documentos judiciales (opera en coordinación con algunos fiscales y hasta jueces) que se publicarán si no paga determinada suma. Se paga el silencio. Si no se paga empieza la publicación y continúa hasta que pague.

Hay empresarios que se niegan a pagar, entonces sufren una atroz como sanguinaria persecución periodística. A Guerín todo el mundo le conoce en el ámbito periodístico paraguayo por su desfachatez pero que, al parecer, poco le importa lo que diga la gente. Continúa apretando a tirios y troyanos no por la noticia, ni la transparencia (algunos de sus dardos apuntan a contrabandistas o falsificadores) sino a conseguir la paga. Una vez pagado, todo está arreglado, ya no hay prensa que ataque, ni nada.

Guerín es el corresponsal del diario más poderoso de Paraguay por eso le temen todos. Los árabes son sus favoritos. El vapor del arguile de los medio orientales saldrán abundantes y calmos si se han arreglado los "negocios" exigidos por el periodista (quién se hace llamar "cacique") pero ni siquiera serán usados si la cosa no está arreglada. Muchos árabes prefieren suspender la fumata aunque eso le cueste el prestigio ante la opinión pública manejada por el tristemente célebre periodista.