Zamora Bonilla , biógrafo del filósofo José Ortega y Gasset, (editorial Plaza y Janés, 2002), hizo un recorrido por la evolución del pensamiento político del filósofo madrileño, desde su entusiasmo por el nuevo régimen que desbancó a la monarquía, en paralelo a sus distintos libros filosóficos. Desde la fundación junto a Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala de la “Agrupación para la defensa de la República”, hasta el deterioro del régimen, ante el avance del fascismo y el bolchevismo de la época, para acaban con su célebre lamento de “No es eso, no es eso”.
José Ortega y Gasset era partidario de un Estado autonómico descentralizado pero que no pusiera en cuestión la soberanía nacional, a diferencia de una Federación. Quiso una reforma local de las provincias que acabara con el caciquismo y definir la República como un “pueblo de trabajadores. Tuvo un brillante discurso doctrinal frente Lluis Companys respecto a la cuestión catalana. Habló de la “conllevanza” entre Cataluña y el Estado de España.
Ortega quiso la reforma con una política general, un claro proyecto constitucional, un determinado Estatuto de Cataluña, separación de la Iglesia y del Estado, y un respeto y concordia en el Parlamento, donde no apareciera “ni el payaso, ni el tenor, ni el jabalí”… El conferenciante estableció ciertos parecidos o paralelismo con la política actual. La revolución no debía ocupar los resortes del poder. Ortega deseaba una “revolución en las cabezas y no en la calle con las barricas”.
El conferenciante habló de la relación de Ortega con Manuel Azaña, el primero líder generacional desde 1914, por su pensamiento y, el segundo, líder político, un tanto celoso de la brillantez del primero. “Azaña se sentía disminuido ante Ortega”, dijo.
Ante los graves desórdenes, violencias y quema de iglesias y conventos, Ortega y Gasset hizo un discurso sobre la “Rectificación de la República”, proponiendo un gran partido de acuerdo nacional, pero el auditorio era pétreo, poco dispuesto a escucha al otro y establecer un debate. El fascismo y el bolchevismo ya se habían apoderado de casi todos, como a hora los distintos populismos. El aldabonazo de Ortega fue la afirmación del “No es eso, no es eso”.
La II República pudo salvarse sin necesidad de un golpe de Estado, pero no fue así.
David Hernández de la Fuente destacó, en el cierre de la conferencia, la brillante retórica de Ortega en el planteamiento y su argumentario político y poético con imágenes, anáforas y metáforas brillantes, en la intención, la disposición, la acción, la voz… Una retórica muy lejos de la palabrería vocinglera. Hoy se habla a golpe de twits.
El coloquio estuvo animado y, entre los presentes, el profesor José Varela Ortega y el historiador Carlos Sánchez Tárrago, biógrafo del Fiscal General de la República, Eduardo Ortega y Gasset.
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