La alcaravea es una planta silvestre de flores pequeñas. Sus semillas tienen distintos usos que podrían replicar los cuentos del libro titulado así: “Alcaravea”:
-Medicinal: en infusión, esta especia calma los cólicos infantiles (muchos son los niños que lloran aquí, a pesar de las nanas), pero, además, su uso tópico sirve para limpiar y cicatrizar heridas, sean las de madres derrotadas por la vida, las de un visir enamorado o las de un hermanastro tímido.
-Culinario: un sabor, amargo y dulce a la vez, condimenta la mayoría de los relatos. En ellos, hay desolación y hasta horror en ocasiones, pero siempre se asoma la luz de la ternura que salva.
-Relajante: su aroma, usado en aceites y lociones, tiene una cualidad tranquilizante que los protagonistas habrían agradecido.
Irene Reyes-Noguerol es graduada en Filología Hispánica con Premio Extraordinario y Máster en Educación Secundaria por la Universidad de Sevilla. Ha realizado un Taller de Escritura Creativa con la Universidad Camilo José Cela de Madrid.
Sus relatos han obtenido numerosos premios literarios y han sido incluidos en varias antologías. Es autora de los libros de cuentos Caleidoscopios (2016) y De Homero y otros dioses (2018).