¿Qué le ofrecen los magos de Oriente al niño que acaba de nacer?: Oro, como rey; incienso como Dios; y mirra como hombre. Estos tres obsequios simbólicos manifiestan la triple naturaleza del niño que acaba de venir.
Han sido siempre desde mi más tierna infancia, desde el belén que montaba la tía Angelina con cajones y tablas de madera, con serrín para los caminos y musgo para las montañas y los valles. Levantaba una cierta polvareda, pero vivíamos un mundo entre mágico y espiritual que hoy siento como desaparecido, aunque el buen párroco de la iglesia de San Marcos que me trae hasta casa la Eucaristía, dice que ya han montado el belén.
Es ciertamente duro retrotraernos al mundo de la fe, del silencio de la noche de Belén, donde los pastores acuden a adorar al niño rey. Es un mundo desvanecido que me llenaba de sentido de futuro y de eternidad, de lo que está por venir. La modernidad deshace parte de esa armonía entre el presente visible y el futuro invisible, porque lo invisible es eterno y fue antes de lo visible, por eso nuestro cuerpo se deshace para que lo invisible de nuestro ser ascienda a los cielos, al reino de Dios; al mundo de lo invisible.
Es sorprendente que el Padre, creador del Universo, decida el nacimiento de su único hijo, el amado, en una gruta desconocida de un pueblo remoto calentado tan solo por un buey y una vaca, pudiendo haberlo hecho en Roma, capital del imperio del mundo conocido de entonces, para implantar su mensaje como un decreto-ley, - como hacen algunos políticos actuales.
Roma, potencia comparada actualmente con la de los imperios conjuntos, de los Estados Unidos de América y de la Rusia de un Vladimir Putin enloquecido.
Elige sin embargo a unos pastores de ganado para adorarle en principio, pastores de gran corazón pero que muy posiblemente serían analfabetos. Sí, es como si el Padre ignorara la sabiduría y el poder de los hombres de entonces.
¿Son los pastores más dignos de adorar a su querido Hijo, el amado, que los senadores de Roma?. ¿Entonces qué hacemos, qué pintamos los hombres de ciencias o de letras actuales, los llamados sabios?, ¿ qué es la sabiduría humana para Dios?: Nada.
Dios valora el corazón de los seres humanos y de todos los tiempos. El corazón, los sentimientos, la generosidad y le perdón. El perdón entre los hombres porque Él nos está perdonando constantemente. Y en el mundo que avanza hacia Él seremos juzgados y valorados por nuestra generosidad, nuestra solidaridad con los hermanos, por nuestra entrega a los demás.
Cuidemos la miopía de creernos alguien por nuestros conocimientos y nuestras posesiones. El Padre, nuestro Padre, nos espera con los brazos abiertos como el hijo pródigo del inefable lienzo de Rembrant, y no por nuestro saber y méritos humanos.
Veamos seres como Putin o Hitler o Mussolini, capaces de hacer las mayores atrocidades y crímenes sobre los desamparados, y pensemos en ese niño indefenso e inerme que acaba de nacer en una gruta inhóspita en una noche como las actuales de hace 2022 años.
Si (
No(
