www.euromundoglobal.com

Opinión: “Mi Pequeño Manhattan...”

La desgracia de ser rico

Por Germán Ubillos Orsolich
viernes 04 de febrero de 2022, 17:13h

04FEB22 – MADRID.- El vulgo, la masa, que diría Ortega, cree a pies juntillas que ser rico es el mejor de los dones que Dios puede ofrecernos en esta vida mediocre, pero eso no es así, y en este misterio radica el equilibrio y la explicación de gran parte de nuestras acciones, dentro del dilema de la libertad humana para obrar el bien o el mal.

Yo creía que haber nacido de familia acomodada y muy querida, de haber tenido una infancia mágica a pesar de mis dos operaciones dantescas de columna y de haber caminado con un corsé ortopédico que me sujetaba de la barbilla al pubis; de haber tenido una depresión endógena con matiz de ansiedad que me tuvo anulado como escritor y como persona durante 18 años; de haber tenido una disfagia aguda que me hizo perder 12 kilos en dos meses y que casi me conduce a la sepultura pues no podía tragar ni gota de agua, ni miga de pan durante ese tiempo; de haberse roto mi cadera derecha cuando por fin era tan feliz y tan contento; de que a consecuencia de esa fractura he quedado medio lisiado sin poder conducir mi coche y caminando con un andador metálico alternando con la silla de ruedas. Yo creía que a pesar de todo eso y por el hecho de poder escribir podía sin embargo ser feliz…Hasta que he comprobado como una chica del país vasco ha tenido que sacar sus pobres bártulos e irse Dios sabe dónde porque no se llevaba bien con mi única hija.

La he visto sonreír tristemente mientras se agachaba y se levantaba a la puerta de mi casa cargando sus pobres bártulos en una enorme caja de cartón, y algún trasto más; lavadora, microondas, televisión, pijama y bata o lo que fuese. Y ha sido en ese momento cuando animándola tristemente y sin saber qué decirla me he sentido, por fin, profundamente desgraciado. Desgraciado por haber tenido unos padres pudientes y maravillosos; una tía Angelina, soltera, que no se pagaba con nada; una “señorita de compañía” natural de Burgos, pagada por mis padres. Un maestra de nombre Pepi maravillosa, que me animó a ser escritor, lo que soy y encima laureado con todos los premios habidos y por haber; de haber sido padre de una niña maravillosa y haber tenido siempre a mi lado a mujeres solícitas que me querían a raudales, dos de ellas con las que habité en mi propia casa; de haber tenido un párroco ejemplar que traía hasta mi propia casa el Cuerpo de Cristo, sin yo merecerlo; de haber tenido toneladas de amigas y de amigos solícitos para lo que desease; hasta que he contemplado con mis propios ojos a esa pobre criatura en el frío externo extremo de la impersonal escalera común, cargando sus pobres bártulos para ir a no sé dónde; y ha sido contemplar la pobreza desde mi riqueza, la soledad desde mis abundantes compañías, el frío externo desde la calefacción de mi confortable casa, el futuro tan oscuro de ella desde la luminosa situación personal de mi persona, situación que siempre conocía y vivía hasta esta mañana tan infame, infame porque me he topado de bruces con la pobreza, la exclusión y la soledad tremenda de esa criatura que me miraba con sus ojos oblicuos mientras cargaba sus bártulos camino del destierro; el de los emigrantes, muchos de los cuales se ahogan en la aguas oceánicas mientras yo disfruto de los ricos manjares en mi templada vivienda y acompañado siempre de mi mujer, la de ahora, claro, pues en cada momento de mi vida siempre ha habido una para hacerme compañía y carantoñas.

Sí , esta mañana he experimentado “ La desgracia de ser rico”, y ese dolor extraño y tan desconocido, me ha sido dado experimentarlo para así declarar a las masas – como decía Ortega – que ser rico no es ninguna bicoca, ninguna maravilla, pues de pronto puede venir una nube oscura y tenebrosa que da al traste con tu bienestar y tu confort tan miserable, y digo miserable después de “sentir, más que de vivenciar que ser rico no es una gran suerte del destino juguetón, injusto y atrabiliario”, porque ser el rico puede ser además de injusto, fuente al final en este mundo vil, de sentir una fuerte puñalada de fuego que atraviesa tu alma y tus sentidos, al ver como una criatura semejante a tí en el frío de la escalera común del edificio, intentando coger con su brazos los dos pobres trastos que ha puesto en la calle alguien semejante a ti, alguien del desgraciado mundo de los ricos.

Germán Ubillos Orsolich

Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (19)    No(1)

+
0 comentarios
Portada | Hemeroteca | Índice temático | Sitemap News | Búsquedas | [ RSS - XML ] | Política de privacidad y cookies | Aviso Legal
EURO MUNDO GLOBAL
C/ Piedras Vivas, 1 Bajo, 28692.Villafranca del Castillo, Madrid - España :: Tlf. 91 815 46 69 Contacto
EMGCibeles.net, Soluciones Web, Gestor de Contenidos, Especializados en medios de comunicación.EditMaker 7.8