La felicité porque su negocio sobrevivió a las dos cuarentenas 20 - 21. No así un conocido Centro Médico ubicado justo al lado.
Después de una buena conversación, concluimos que en tiempos de crisis, hay que adecuarse a lo que nos presenta el destino.
Muchos negocios cerraron. Algunos realmente sucumbieron sin salvación. Pero también hubo quienes vieron que el lento y escaso desarrollo de la economía "no les convenía"; eso no les era rentable ni compatible con sus ansias de ganancias, y optaron por cerrar sus puertas. Sin embargo, otros subsistieron porque comprendieron que debían alegrarse con ganar al menos lo justo y necesario para cubrir sus obligaciones (salarios, imposiciones, arriendos). Por unos meses había que conformarse con "no perder". Ya vendrían días futuros para "ganar".
En la vida a veces hay que frenar... para volver a acelerar.