El anhelo de infinitud es algo que este filósofo indica en sus obras como lo propio de la actitud humana. Es algo de lo que carecen los animales irracionales. En el ámbito de la ética está claro para el creador de la fenomenología que existen valores hedónicos o sensibles y los que se pueden denominar espirituales o del amor.
Como escribe Husserl «Todo hombre se encuentra en un mundo de valores abierto al infinito». Frente a lo ya conseguido es preciso, si se quiere avanzar moralmente, poner en práctica el imperativo categórico kantiano y crecer en todos los aspectos de la vida propiamente humana. A su juicio, los comportamientos de las personas deben ser orientados y dirigidos según el mejor saber y la mejor conciencia.
Por supuesto, Husserl es plenamente consciente de las limitaciones azarosas de la existencia que afectan a todos, en mayor o menor medida. Debe aspirarse a lo bueno considerando que la finitud y las circunstancias condicionan, hasta cierto punto, a los seres humanos. Pero la voluntad, la autodisciplina y la constancia y tenacidad pueden con todo.
La unidad en la acción del yo es esencial para Husserl. No debe olvidarse que las intenciones conscientes de los individuos y sus vivencias a lo largo del tiempo son el contenido sobre el que actúa la libertad del yo.
Porque la persona es un sujeto libre y digno. Por eso escribe Husserl que «También soy, y a priori, el mismo yo, en tanto que en mis tomas de posición soy necesariamente consecuente en un sentido determinado». Lo empírico o lo material no determina las decisiones voluntarias de los sujetos, según Husserl. Es la expresión del inmenso valor de la libertad en la vida humana. El esfuerzo es la palanca esencial que permite conseguir los objetivos y fines de cada ser humano y son los que orientan las acciones, con intenciones específicas que darán resultados concretos.
La autonomía es lo esencial en el ámbito de la ética o la moral. Se comprende que, desde la fenomenología que es entendida como una especie de idealismo, se reafirme el valor de la racionalidad y de la argumentación o de la lógica.
Lo que no significa que no se valore la espontaneidad y la intuición, desde un planteamiento propio de la filosofía del conocimiento. Las reflexiones de cada sujeto son determinantes en la toma de decisiones, ya que están en relación con un proyecto vital y unos sentidos determinados y definidos por el propio individuo pensante. Por tanto, se aprehende una inequívoca actitud racionalista en Husserl ya que dice «La autonomía de la razón, la libertad del sujeto personal consiste, por ende, en que yo no cedo pasivamente a las influencias ajenas, sino que me decido a partir de mí mismo».
La ética de Husserl es una manifestación de lo esencial que es el uso de la razón y del juicio desde una perspectiva personal que busca la autorrealización personal y el perfeccionamiento humano. Lo que supone también que la voluntad para afrontar los problemas es un valor importante por sí mismo en el transcurrir de la vida.
Para Husserl no debemos renunciar a buscar lo que queremos en la existencia y a perseverar en ello. Podemos ser lo que deseamos a pesar de los contratiempos y de las dificultades. Y las presiones de la sociedad nunca pueden lograr que cada persona no haga lo que quiera en su propia experiencia vital.
Es la afirmación de un cierto vitalismo racional, aunque parezca contradictorio. Lo que es irracional, desde la perspectiva husserliana, es ser arrastrado por las influencias sociales en sentidos que no son los auténticamente deseados por las personas. Es la negación del relativismo y del escepticismo radical que existen en la actualidad.
El mandato ético abarca todas las actividades humanas. Y es entendible ya que la legislación existente en el mundo se fundamenta, de modo general, en principios éticos que aseguran la libertad de todos. La realidad del mundo y la humana son mejorables o perfeccionables desde el enfoque de Husserl. En este sentido es claramente optimista. Es posible y realizable la humanización de la vida. Y se puede decir que en la sociedad digital en la que vivimos esta es la tarea pendiente más importante en todos los sentidos pensables.