Recurrimos a internet para hacer de todo, para comprar, para leer, para informarnos, para contactar con compañeros de trabajo, con familiares, con amigos, para entretenernos... El potencial del sector digital es inconmensurable, y eso ha dejado claro que estar conectado es ya más importante que nunca. De hecho, no estarlo puede traer problemas, y es que la sociedad moderna ya no concibe funcionar sin tener a la gran red de por medio.
Internet, el fenómeno que nos cambió la vida
De su tímida implantación a su total asentamiento en nuestros hogares. Tan solo en España, los datos hablan con una contundencia bestial. En 2005, tan solo el 28,5% de los hogares estaban conectados a internet. En 2019, la cifra subía al 82% según datos recogidos en Statista. Números que hablan solo de las conexiones domésticas, pero que dejan a un lado las conexiones en entornos de trabajo o incluso a través de los teléfonos móviles.
Y es que, conectarse a la red no es algo limitado a un solo tipo de dispositivo. El contexto en el que se haga determina el tipo de aparato empleado para ello. Las personas se comunican hoy en día con distintos tipos de computadoras depende de en que lugar se encuentren. De hecho, muchas prefieren incluso utilizar el smartphone para hacerlo en lugar de necesitar un PC o un laptop para ello. Son más pequeños, son más manejables y mucho más ágiles en muchos sentidos.
Los dispositivos más usados para conectarse a internet
Hasta hace muy poco, eran los ordenadores los que llevaban la nota predominante en cuanto a conexiones a redes y uso de tecnología en general, sin embargo, la situación ha ido virando poco a poco hasta que los teléfono se han asentado como el principal dispositivo para conectarse a internet. Desde 2013, es el smartphone el que manda cuando se habla de entornos digitales.
Los teléfonos y los portátiles abarcan más del 60% de las conexiones a internet a fecha de 2019, según informes oficiales. Dentro de ellos, hay que destacar también el tipo a utilizar, sobre todo en cuanto a móviles. Sin ir más lejos, el iPhone es uno de los celulares más utilizados hoy en día por la gente que hace negocios y en empresas; mientras que Android es el más empleado en casos particulares.
Los motivos suelen ser, para empezar, la barrera económica. Los modelos modernos de iPhone suelen ser bastante más caros que los terminales de gama media o baja de Android, sin embargo, también ofrecen un soporte, unas garantías, un funcionamiento y un rendimiento bastante más robustos. Esto es lo que principalmente empuja a los profesionales a optar por Apple cuando piensan en un nuevo teléfono con el que trabajar. Porque sí. Ya, más que un aparato para pasar el tiempo, los teléfonos son también una herramienta.
Así, después del teléfono móvil y de los ordenadores ya se encuentran otros dispositivos. Actualmente, los altavoces inteligentes con asistentes de voz también se están usando bastante para conectarse a la red, aunque siempre con fines más orientados a la compra de productos. Asimismo, los televisores e incluso los relojes cada vez abundan más en las estadísticas de uso para navegar por internet, hasta las consolas de videojuegos.
¿Cómo se usan los dispositivos que se conectan a la red?
Hemos hablado de cuáles son los más usados para conectarse a internet, pero, ¿realmente para qué se usan? Los primeros a destacar, los smartphones, son los más versátiles en este sentido. El uso más habitual que tienen es la consulta de redes sociales y el vistazo a la actualidad informativa. Más allá de eso, también son muy empleados para hacer compras en comercios online o enviar y leer correos.
Por otra parte, los ordenadores tanto portátiles como de escritorio suelen estar más vinculados a cuestiones profesionales. Aunque también se usan para consumir contenido vía streaming debido a sus pantallas, lo habitual es que se empleen más para utilizar herramientas profesionales en la nube, para subir contenidos de gran volumen o incluso para jugar online. También es cierto que son más versátiles y que, por tanto, se emplean también para comprar y para todo aquello que se hace con el smartphone.
El último sector, el de los demás dispositivos smart, es el que suele tener usos más específicos. Si pensamos en los relojes smart, el empleo de estos no suele ir más allá del uso de apps de mensajería o la consulta de estadísticas de rendimiento deportivo, al menos en el sector online. Por su parte, los altavoces inteligentes están más orientados a la consulta de información y las compras. Tienen recursos de todo tipo, sobre todo lúdico e interactivo, pero su foco principal es el consumo. ¿Y los televisores? Dada su naturaleza, es evidente: ver contenido por streaming y vídeo bajo demanda
Se podría decir que en internet puede hacerse de todo sin miedo alguno, y es que cada día aparecen nuevas fórmulas en este sector que afianzan esta afirmación y demuestran que sus limitaciones no existen. Es una tecnología apta para el consumo a nivel doméstico y también enormemente positiva para el sector más especializado y profesional.
Es un sector que nunca ha parado, y que nunca dejará de hacerlo. Internet es un gigante imposible de medir y detener, por mucha distancia que se tome y por mucho tiempo que lleve en activo. Seguirá avanzando y seguirá trayendo mejoras a nuestro día a día tanto a nivel profesional como personal y doméstico. Su versatilidad ha quedado clara, ahora queda por ver lo que es capaz de hacer.
redactor: Juan Antonio Fonseca
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